28 febrero 2009

Concierto de Oreka TX en el Victoria Eugenia


Viaje con nosotros

HARKAITZ Martinez e Igor Otxoa, nómadas de excepción, escenificaron ayer su regreso a los escenarios en el Victoria Eugenia de Donostia. Visiblemente nerviosos por la importancia de un concierto que suponía el inicio de su gira, ambos txalapartaris propusieron un periplo musical -"viaje-concierto", lo llaman ellos- y advirtieron al público de que lo más importante para viajar es "dejar volar la imaginación".

Sin embargo, aquellos espectadores que no fueran excesivamente imaginativos, tuvieron la oportunidad de apoyarse en las imágenes que Oreka TX proyectó en la pantalla del teatro y que procedían de su exitosa y laureada película Nömadak TX . El espectáculo, por tanto, tuvo un elegante componente interactivo, ya que en múltiples ocasiones, los dos intérpretes tocaron la txalaparta sobre la música que aparece en la película y, virtualmente, en compañía de los artistas de diversos países que actuaban en ella.

Así, el público que abarrotó el auditorio pudo viajar al Sáhara, la India, Laponia y Mongolia, y en algunos casos los guías fueron intérpretes de esos países que los guipuzcoanos habían invitado para la ocasión, concretamente Saruul, Aziza Brahim, Yamna y Saida Ounacer.

También cabe destacar el certero papel que desempeñaron los músicos vascos que acompañaron a Oreka TX: Iñigo Egia se encargó de instrumentos más o menos exóticos -la tabla india, el bodrham o el wok- y Ritxi Salaberria tocó el bajo, Juanjo Otxantorena el bouzouki y Mikel Ducau la alboka y el saxo, entre otros.

Los juegos de luces fueron impecables y la compenetración entre la música tocada en vivo sobre el escenario y la procedente de las imágenes del documental fue perfecta.

El martes de la próxima semana repetirán en el Teatro Arriaga de Bilbao, el viernes en el Gayarre de Pamplona y el sábado en el Teatro Principal de Vitoria.

Con toda seguridad, la gira de Nömadak TX será un brillante colofón a un proyecto que ha cosechado el aplauso del público y de la crítica.

26 febrero 2009

Concierto de Noa en el Victoria Eugenia


Íntima y personal

TODO
un hallazgo la iniciativa de los responsables de Donostia Kultura, que de un tiempo a esta parte han empezado a programar conciertos en un atractivo formato doble. Así aprovechan no sólo el escenario habitual del Victoria Eugenia, sino también el pequeño y glamouroso auditorio ubicado en la planta baja del teatro.

La voz de Noa sonó más próxima, más cálida, en la intimidad de la recogida Sala Club, donde la artista israelí actuó anoche acompañada por el guitarrista Gil Dor y el hábil percusionista Gadi Seri. En la segunda actuación que ofrecerá esta tarde a las 20.00 horas en el escenario principal del teatro, la formación se completará con la presencia del batería Jean Paul Zimbris, el bajista Anat Firestone y el teclista Gil Zohar. Anoche aún quedaba alguna entrada disponible.

Vestida con los vaqueros a los que alude el título de su disco (Genes and jeans ), Noa interpretó temas de ese último trabajo como Walk to the road, Dreamer, y Dala-Dala, con los que traza un viaje musical que arranca en Yemen -de donde es originaria su familia-, continúa en Israel -donde nació y vive actualmente- y sigue en EEUU -donde residió hasta la adolescencia-.

Naturalmente, su música es deudora de esa mezcolanza geográfica, y su espiritual voz puede tener ecos tanto de ritmos judíos como árabes, y de estilos más cercanos al folk e incluso al jazz. Y ciertamente, en ocasiones el concierto pareció una jam session en la que Noa cantó, tocó las congas y hasta una caja de latón convertida en instrumento. Se atrevió con el castellano en canciones como Uno queriendo ser dos, Fue sin querer y su clásico La vida es bella, y rescató Angel, un bello tema que empleó para mostrar el miedo que le suscitan "todos los fanatismos" e invitar al público a "no cerrar puertas"

carta de noa
Boicot a Israel

Antes del recital, varios simpatizantes del pueblo palestino se concentraron en el exterior vigilados por la Ertzaintza y tras una pancarta que llamaba al boicot a Israel. En los últimos días han pedido la suspensión de la doble actuación de Noa porque supuestamente ha justificado en una carta la ofensiva israelí en Palestina.


23 febrero 2009

Viñetas irreverentes (y II): 'Los bajos de la alta cocina'


La alta cocina se autoparodia

El dibujante suicida Alvarez Rabo ha resucitado para lanzar sus dardos contra 'lo mejor de la gastronomía' en el cómic 'Los bajos de la alta cocina', encargado por el cocinero Andoni Luis Aduriz. Debajo del reportaje publicado en NOTICIAS DE GIPUZKOA podéis ver las fotos de la bizarra presentación que ambos organizaron la semana pasada ¡en un restaurante chino de Donosti! Impresionante...


ALVAREZ Rabo y Andoni Luis Aduriz son, a priori, personajes absolutamente antagónicos. Pero el azar y la buena mesa han querido reunirles en un insólito proyecto con el que el dibujante más encapuchado a este lado del Ebro ha puesto patas arriba uno de los pilares más sagrados del País Vasco: la gastronomía. Editado por Gourmandia, Los bajos de la alta cocina se presenta como "un ensayo crítico-patético sobre la alta cocina creado por Alvarez Rabo pero por culpa de Andoni Luis Aduriz, para la celebración del décimo aniversario del restaurante Mugaritz".

El resultado es un desternillante cómic que sus autores dieron a conocer el jueves en un restaurante chino entre rollitos de primavera y gambas rebozadas. Aduriz describió el libro como "una cura de risoterapia" con la que han tratado de tomar la delantera a quienes no creen en la alta cocina. "Ya que nos roban otras cosas, que no nos roben la capacidad de reírnos de nosotros mismos", afirma el cocinero guipuzcoano.

Él y su restaurante son los protagonistas absolutos de las viñetas por las que también desfilan "Juan Mari Achak, el Panti Santalucía, el Martín Brasategui, la Carne Ruscapella o el mismísimo Ferran Adrià". El sarcasmo de Alvarez Rabo salpica a cocineros, comensales y especialistas, uno de los cuales, camuflado bajo el personaje del señor Santoña, guarda un curioso parecido con un crítico gastronómico donostiarra.

ANDONI, HIJO DE PUTA
El retorno del suicida

Alvarez Rabo da las gracias a Aduriz por haber sido "tan hijo de puta" de involucrarle en el proyecto. "Yo estaba muerto, suicidado creativamente desde el 11 de septiembre de 2002. Era feliz como trabajador de la sección de deportes, caza y pesca de El Corte Inglés cuando Andoni me invitó a participar en este proyecto. Para quitármelo de encima le fui exigiendo que Adrià escribiera el prólogo, que me invitara a comer no sé cuántas veces a Mugaritz, recibir el 10% de los beneficios del cómic, organizar la presentación en un chino... ¡Y lo aceptó todo el cabrón! Pero yo no quería", sostiene antes de confesar que finalmente se decidió al descubrir que el cocinero guipuzcoano nació en 1971, el año en que Karina cantó Un mundo nuevo en Eurovisión.

"Es el cómic más difícil que he dibujado en mi puta vida. Lo hice en Marina d'Or del 1 al 18 de junio. Tenía que terminarlo en quince días pero tardé tres más porque estaba muerto. Bueno, en realidad lo hice con el rabo, como todos, y ahora podré comer por la cara en Mugaritz hasta el fin de los días. Y es hereditario", advierte después de presentar un prototipo de nueva ikurriña inspirada en la bandera de Japón.

Aduriz interrumpe su verborrea: "El cómic ha tenido tan buena acogida que el sector vinícola quiere uno igual". "¿En serio? ¿Y me van a pagar con vino?" "Hasta el fin de los días". "¡Acepto, acepto!"

'La cena' de Els Joglars en Donostia


tartufo.com

Intérpretes. Jesús Agelet, Xavier Boada, Jordi Costa, Ramon Fontserè, Minnie Marx, Lluís Olivé, Pilar Sáenz, Xavi Sais, Dolors Tuneu. Dirección, dramaturgia y escenografía. Albert Boadella. Fecha y lugar. 21/02/09. Teatro Victoria Eugenia. Donostia.

Dentro
de tres años Els Joglars cumplirá medio siglo -que se dice pronto- sobre los escenarios. Tal vez por ello parece que llevan toda la vida metiendo el dedo en el ojo a esa masa informe llamada sociedad. En su reciente paso por Donostia, los juglares de Albert Boadella han presentado La cena , una pieza teatral que definen como "cuento medioambiental" porque "detrás del medio ambiente hay mucho cuento".

Ése es, precisamente, el leit motiv de un espectáculo teatral que pone en solfa la actitud farisaica de gobernantes y agoreros que han transformado la cuestión medioambiental en un boyante negocio; un ejemplo palmario de ello podría ser Al Gore, empeñado ahora en predicar por el mundo aquello que pudo -y no quiso- poner en práctica cuando era vicepresidente de Estados Unidos con Bill Clinton.

En ese sentido, hay múltiples referencias al Tartufo de Molière en el divertido e inteligente texto de Boadella, cuya mala baba salpica también a otros sectores como la judicatura o la gastronomía de vanguardia.

Els Joglars pretende desenmascarar a esos impostores -tartufos de nuestro siglo- que han convertido el cambio climático en un asunto cuasi-religioso que muchas veces implica desvestir un santo para vestir a otro.

Pero también denuncia y ridiculiza la actitud de aquellos ciudadanos que se tragan las consignas de ciertos gurús iluminados como si fueran dogmas de fe. "Es más fácil creer que pensar", dice uno de los personajes de la obra. Y vaya si lo es.

En el reparto brilla, por encima de todo, la composición que Ramón Fontserè hace del iluminado maestro Rada, una suerte de chef mesiánico que practica la alta cocina respetuosa con el medio ambiente.

Sería injusto obviar la labor del resto del elenco, desde Pilar Sáenz como ministra (socialista, para más señas) de Medio Ambiente hasta los crédulos cocineros interpretados por Jesús Angelet, Xavier Boada, Jordi Costa y Minnie Marx, pasando por el juez al que encarna Xavi Sais.

La puesta en escena, construida a base de flash backs y de interludios simbólicos funciona a la perfección, la escenografía es tan sencilla como efectiva y la música, con Vivaldi y Ravel como protagonistas, da lugar a cómicas coreografías por parte de los personajes.

En contra del superávit de espectáculos teatrales rayanos en lo chabacano, las sesiones de monólogos o las revisiones de clásicos barnizados con trasnochada modernidad, La cena se revela como una sátira fresca, sardónica e imaginativa que proporciona un gran disfrute al espectador.

21 febrero 2009

Viñetas irreverentes (I): 'Iker y el misterio de las cacaletras'


Una extraña flor de papel

Zunzarren, una nueva editorial radicada en Donostia, acaba de lanzar un divertido libro infantil -mitad cuento mitad cómic- pensado por Santos Bregaña, escrito por Raúl Nagore y dibujado por Guillermo Ganuza. Se titula Iker y el misterio de las cacaletras y está contado en forma de novela negra con algún que otro toque escatológico. Si tienes hijos, sobrinos o gente menuda cerca de ti, no dudes en comprarlo en tu librería más cercana porque acertarás de lleno. Al final del reportaje publicado en Noticias de Gipuzkoa puedes contemplar tres viñetas que dan fe del magnífico trabajo de ilustración que ha realizado Guillermo.
Si deseas información sobre el cuento puedes escribir a zunzarren@zunzarren.net o llamar al teléfono 943 46 83 44.

Raúl Nagore, Santos Bregaña y Guillermo Ganuza.


"¡Hola! Me llamo Iker y me he metido en el lío más espantoso. Alguien ha destrozado el jardín de la vieja bruja del barrio... ¡Y todos creen que he sido yo! Si quiero demostrar mi inocencia, tendré que convertirme en detective y desenmascarar al auténtico culpable. Sé que será muy difícil pero tengo un as en la manga, un misterioso confidente que me ayudará a resolver el caso: ¡Mi propio culo!"

Así reza la sinopsis con la que la editorial Zunzarren describe el argumento de su primera obra ilustrada, Iker y el misterio de las cacaletras , una historia a caballo entre el cómic y el cuento infantil aderezada con divertidas dosis de irreverencia y, sobre todo, de escatología, pues el protagonista del libro trata desvelar el enigma a través de las pistas que le dan sus propias heces.

génesis La idea original partió del responsable del estudio Laia, Santos Bregaña, que lleva años creando diseños para importantes figuras de la alta cocina. Entre sus logros más recientes figura el oscar del diseño que en 2008 le concedió el Art Directors Club de Nueva York por su trabajo para el restaurante Mugaritz, para el que ha diseñado la vajilla de porcelana, el logotipo, la papelería y los libros. "Llevamos años dedicados a la cosa gastronómica y pensamos que había llegado el momento de pasarnos al otro lado del tubo digestivo", bromea Bregaña para explicar la génesis de Iker y el misterio de las cacaletras .

Dos de sus más estrechos colaboradores, Raúl Nagore y Guillermo Ganuza, se encargaron de escribir la historia y de ilustrarla respectivamente, aunque los tres insisten en que el trabajo, fraguado en conjuras noctámbulas regadas con diversos caldos, es absolutamente colectivo. "Todos aportamos ideas para enriquecer el conjunto", asegura Raúl Nagore.

pedagogía El tono de la historia es eminentemente didáctico y el hilarante argumento no es más que una excusa para "despertar la curiosidad por las letras" entre los más pequeños, apunta Ganuza. Y parece que el libro, que ya ha empezado a distribuirse en los establecimientos de la ciudad, está conectando con el exigente público infantil. "Todos los padres que se lo han leído a sus hijos dicen que les ha gustado mucho. Cuando van al baño algunos niños incluso miran en el fondo de la taza para ver si hay alguna cacaletra ", dice Arantza Laspiur, compañera de Bregaña.

Si para el dibujante Guillermo Ganuza lo difícil fue ilustrar la acción "de forma fluida y clásica", el reto del guionista consistió en "escribir para críos". "Nunca lo había hecho y todo me sonaba demasiado tonto o complicado, así que al final optamos por contar la historia al estilo de Dashiell Hammett, cambiando el whisky por los bollos y el coche por el patinete", recuerda Nagore. "Es una novelita negra", añade el editor, aunque a juzgar por los excrementos de tinta que aparecen en sus páginas, quizá deberían hablar de "novela marrón oscuro".

subversión Bromas al margen, Santos Bregaña sostiene que los toques subversivos no están introducidos en la historia de manera "voluntariosa", sino del modo más natural. "Y si analizas la historia de los cuentos infantiles, no hace tanto que se volvieron políticamente correctos. Las historias clásicas de toda la vida son bestiales", subraya. "No nos hemos censurado ni hemos pensado para nada en la corrección política", agrega Ganuza. Los elementos escatológicos, sin embargo, están tratados con muy "buen gusto". Igual que la exquisita edición de un libro que probablemente vea futuras entregas y que, según opinan sus autores, es como "una flor rara" en el jardín de los cuentos para niños.


12 febrero 2009

Concierto de Tindersticks en el Victoria Eugenia



Amar duele

Por ASIER LEOZ

Fecha y lugar.
19/02/09. Teatro Victoria Eugenia. Donostia. Tindersticks. Stuart A. Staples (voz, guitarra, maracas), Dan McKinna (bajo), Neil Fraser (guitarra), David Boulter (teclados), Terry Edwards (saxo, trompeta), Andrew Nice (cello), Earl Harvin (batería). David Kitt. El músico irlandés hizo las veces de telonero con el único acompañamiento de su voz, una guitarra acústica y otra eléctrica y su máquina de programaciones. Incidencias. Asistieron unas 800 personas y el concierto duró dos horas y media con un descanso de 25 minutos.

DeSDE
el comienzo de la actuación del martes de Tindersticks, pudo advertirse que habría quintales de sentimiento vertidos en las butacas del teatro Victoria Eugenia. Poses dramatizadas, que no impostadas, por una voz tan especial como la de Stuart A. Staples, el vocalista de la reverberación incorporada. Historias de amor magullado y de pérdida, como sugiere esa sierra de la portada de The Hungry Saw, atravesando un corazón. Elegancia en la derrota y un protagonista casi siempre ausente de la narración, alguien que estuvo, pero ya no está. Entregado, inmerso en cada una de sus canciones, el músico inglés hizo vibrar al público casi tanto como lo hacen sus cuerdas vocales, aproximándose a ratos a Leonard Cohen. Danzando, sí, hasta el final del amor.

La actuación empezó encadenando hasta siete temas pertenecientes al último disco de Tindersticks, el primero que la banda de Nottin- gham publica en un intervalo de cinco años. Así, Introduction , bellísima elegía para piano y lluvia, abría el camino para que la sucediese, brillante, Yesterdays, tomorrows, ya con un canoso Staples en escena, camisa de cuadros y ajada chaqueta sin abrochar. El efecto que produce la escucha de ambos temas es asombroso; suena Yesterdays, tomorrows y parece que siempre ha estado en nuestra mente, ya que la melodía que nos había anticipado en solitario el piano sólo unos minutos antes permanece. Más intensa, más adornada, pero sigue siendo la misma. Staples habla sobre el paso del tiempo, sobre eso de hacerse viejo, algo recurrente en sus canciones.

Poco después sonaba una reciente composición sencillamente irresistible, The Flicker Of a Little Girl, durante la cual quedó patente que la cuidada orquestación sería el mejor aliado posible para la voz dolby surround de Staples. En formación de septeto, cada miembro hacía exactamente lo que debía para contribuir a ese "sonido Tindersticks" con denominación de origen. Ausentes algunos clásicos como Buried Bones o Travelling Light, sí que pudimos celebrar una hermosa lectura de Patchwork y otra de Her, muy mejorada con los fraseos de trompeta, que nos hizo dudar si los Calexico se habrían quedado a vivir en el teatro donostiarra tras su concierto de enero.

Arrebatador y montaraz, el tema cuyo grueso riff de guitarra hizo bailar al vocalista británico parecía sonar directamente desde el far west , versión Almería. Rota, descoyuntada, Mother dear era surcada por los guitarrazos a contratiempo de Neil Fraser, que minutos después se volvían delicadeza pura cuando la que sonaba era Boobar came back to me , otra composición reciente a la que es difícil no rendirse sin condiciones. Tras el amago de despedida de rigor, My sister , tema casi hablado, cerraba con gravedad una velada en la que, al final, todo lo anterior cobraba sentido. Incluso esa versión de Teardrops (Womack & Womack) en clave de Lambchop con la que el locuelo telonero David Kitt nos había regalado un par de horas antes regresaba a la mente con inusitada crudeza: "Me vengo abajo y lloro / la próxima vez seré sincero".