
Fecha y lugar. 23/3/2011. Teatro Victoria Eugenia. Donostia.Intérprete. Neil Hannon (voz, piano, guitarra). Incidencias. El concierto duró hora y media.
Tras advertir que llevaba tres meses sin tocar en directo, empezó sentado al piano con piezas como In Pursuit of Happiness, Diva Lady oI Like. En los primeros compases olvidó algunos versos y cometió varios errores, pero el público no se los reprochó por lo airoso que salió de todos ellos y porque el músico de Derry tiene clase hasta para confundirse. Pareció entrar en calor con Mastermind y To Die a Virgin, los dos primeros temas que cantó con la guitarra acústica y que realzaron su irresistible y fina ironía. Luego regresó al teclado para abordar parte de su último álbum, Bang Goes The Knighthood (2010), del que ofreció, entre otras, la ácida y actual Complete Banker y la bailonga At the Indie Disco, esa crónica del jueves noche en la que conviven citas a Morrisey, Pixies, The Cure y New Order.
Atravesado el ecuador, la estremecedora interpretación de A Lady of a Certain Age se convirtió en el cénit de la velada e hizo desear a la audiencia que Neil hubiera utilizado más la guitarra. Él prefirió centrarse en el piano de cola, tal vez para dar mayor relieve a unas canciones que en los discos de The Divine Comedy están llenas de exquisitas orquestaciones pero que en directo, desprovistas de arreglos, parecen melodías de night club, pasajes de musical de Broadway o tonadas de chansonnier francés. En el fondo de su música, sin embargo, late un soberbio pop; desenfadado, informal y nada presuntuoso, pero pop mayúsculo, melancólico unas veces, luminoso otras. Como el contenido en Our Mutual Friend, A Woman of the World o Tonitght We Fly, que cerró la actuación. Minutos antes había salido corriendo al camerino en busca de la letra de Everybody Knows, que le permitió facturar una bonita y desnuda versión de Leonard Cohen. Como buen caballero, dedicó Life on Earth a la memoria de Liz Taylor. Un tipo gentil, el primero de la clase. Y de la distinción.