23 diciembre 2009

Concierto de Correos en Le Bukowski


"Preferimos tocar por debajo de nuestras posibilidades y que la canción sea protagonista"

Correos presentó hace unos días en Le Bukowski su EP 'Modernos eternos', grabado tras ganar el XVIII Concurso Pop-Rock Ciudad de San Sebastián 2009. Allí avanzaron también algunos de los temas de su próximo álbum

El trío donostiarra debe su nombre al edificio de Correos cercano a su sala de ensayo en Igara. Cuando en 2008 Fermín formó el grupo con Asier (batería) y Luis (bajo) eligieron esa denominación por tres razones: "Es rápido de aprender, en una sola palabra hay varios posibles significados y además es el título de un disco que en nuestra post-adolescencia escuchábamos mucho".

¿Se habían presentado antes al concurso Pop Rock?

Sí. En 2008 grabamos en nuestro local un CD con tres amagos de canción que sonaban a gato muerto… Estábamos liados con nuestros primeros bolos, pero decidimos mandarlo y no sabemos qué fue de él.

Y doce meses después van y ganan el concurso. ¿Su éxito es una mezcla de arrojo e inconsciencia?

La verdad es que no tenemos ni idea, y seguimos sin tenerla cada vez que nos subimos a tocar a un escenario o hacemos una canción. Simplemente salen, hacemos lo que nos gustaría oír y preferimos tocar por debajo de nuestras posibilidades para que la canción sea la protagonista y no los músicos que la interpretan. Creemos que ganamos el Pop-Rock con nuestra filosofía de hacer música: menos es siempre más.

El premio les ha permitido grabar el EP "Modernos eternos"...

Lo grabamos en octubre en el estudio Amadeus de Donostia con José Luis de GP y con Aitor Carrasquedo. Hubo muy buen rollo. Los temas están grabados a raíz de una toma en directo, aunque lógicamente tiene más pistas grabadas a posteriori… Creemos en la frescura.

¿Qué pueden decir de las cuatro canciones que integran el álbum?

Marte es una canción de las que más mueve a la gente en directo, con un mensaje realista y algo apocalíptico. Un sueño y Toda la verdad podrían meterse en la misma casilla como canciones pegadizas con letras melancólicas de autoayuda, como nos gusta llamarlas. Está lloviendo es un tema con cierto humor negro, como Marte, pero desde un punto de vista más sexual y freudiano… Es como Freud metido en un bar cool y enamorado de la reina del garito.

¿Y quiénes son los "Modernos eternos" del título del EP?

El título tiene que ver con el tipo de sonido que nos gusta: cosas muy clásicas y muy vistas pero miradas desde hoy en día, eso sí, con mucho cariño y respeto. Tal vez los modernos eternos son gente que dura en esto de la música, que pasaron por ser modernos en su momento y que finalmente se han convertido en clásicos.

¿Cómo definirían su sonido?

Simple, bailable y contundente.

Con guiños a grupos tan dispares como Nacha Pop, Franz Ferdinand o el british pop punk...

Mando Diao o Arctic Monkeys podrían estar ahí también. De España nos gusta la poesía de Nacho Vegas, la fuerza y la oscuridad de Triángulo de Amor Bizarro, algo del muro de sonido melancólico de Los Planetas y del pop fácil pero de calidad de La habitación roja. Hay más influencias, pero remarcables únicamente las que nos llegan del punk clásico tipo Buzzcocks o The Clash, y por supuesto los Ramones…

Tal y como está el patio, con todo el mundo cantando en euskera o en inglés, ¿cantar en español es un acto de rebeldía?

Cantar en español es un acto de coherencia con nosotros mismos porque es la lengua que mejores resultados nos da a la hora de componer. No estamos cerrados a hacer cosas en inglés o en euskera, pero tenemos nuestras limitaciones con ambos y eso es bueno saberlo. Todas las lenguas son ricas y nos proporcionan cultura e historia.

¿Cómo surgen las letras?

Son algunas frases ocurrentes que están por ahí y que son como una madeja de hilo: cuando tiras de la punta no paras hasta desmadejarla.

¿De dónde extraen el material para componer?

De nuestros atormentados cerebros y nuestros maltrechos oídos.

La semana pasada tocaron en Le Bukowski, pero en 2010 año lo harán en Sagüés y en Semana Grande gracias al premio. ¿Impone respeto ese escenario?

Solemos decir que, por lo general, nos impone menos un escenario grande. Casi no ves a la gente y no eres muy consciente de lo que realmente está pasando abajo porque sólo ves cabezas. En el caso de Sagüés es especial porque es nuestra casa y son nuestras fiestas. Será un concierto especial y lo daremos todo para nuestra gente.

En febrero grabarán disco con Iker Piedrafita como productor...

Vamos a grabar en su estudio y nos dejaremos llevar por él muy gustosamente en cuestiones de producción. Queremos un sonido más duro y a él eso le va en la sangre. Lo sacaremos con Sony ATV como editorial, y el tema de la discográfica está en proceso.

¿Qué esperan de ese LP de debut?

Tendrá más trabajo y más canciones que el EP, pero incidiremos en nuestra idea de frescura y simplicidad. El que espere algo complejo quedará defraudado. Lo que queremos es dar muchos conciertos para poder difundir mejor la faceta de nuestro grupo, que es el directo.

¿Cuál es su mayor ambición? ¿A dónde les gustaría llegar?

Vivir de lo que sabemos hacer sin más pretensión que un funcionario cualquiera. Viajar y conocer gente y lugares para volver y contárselo a nuestros seres queridos.


21 diciembre 2009

El humilde fotero, chico de calendario



La insoportable levedad del pin up

Alguna vez se ha asomado a esta página un buen amigo: Rafa Herrero. Tras ganar, entre otros premios, el prestigioso Trofeo Argizaiola de fotografía, el irundarra ha rubricado el 2009 de una manera ciertamente simpática, pues quedó segundo en un concurso convocado por El Diario Vasco. Eso le ha permitido que una de sus magníficas instantáneas -esta de aquí al lado- sea portada del calendario de 2010 que dicho periódico regaló ayer a sus lectores.

Pues bien. Habéis de saber que como mago de la imagen que es, el compañero Rafa Herrero ha conseguido algo imposible de imaginar incluso en sueños: convertir a este humilde fotero en pin up, en un chico de calendario. Por si no os habíais percatado de ello, el tipo que en la imagen sube la rampa hacia el Kursaal es un servidor ejerciendo de abnegado modelo. (making off aquí).

Al margen de la alegría que a uno le produce que un amigo gane premios, lo más divertido es que la persona que aparece en la portada del calendario del Diario Vasco sea un plumilla del periódico Noticias de Gipuzkoa, su odiada competencia. No corráis la voz no vaya a ser que se enteren y ordenen el secuestro de todos los calendarios y la posterior retirada del premio que en buena lid ganó Rafa Herrero.

Bromas aparte, aprovechemos este post para recomendar encarecidamente un paseo virtual por la recién estrenada web de Rafa y celebrar el reportaje que le han dedicado en EiTB Kultura.



Zorionak berriro!!!

15 diciembre 2009

Crónica de un triple concierto en Larratxo

Tres en raya

EN menos de un mes, la asociación Buenawista Prolleckziom"s consiguió el sábado su segundo llenazo absoluto en el centro cívico de Larratxo. Decenas de personas que no habían adquirido su tique con antelación se quedaron sin entrar y hubo incluso quien optó por soluciones tan incívicas como trepar por la fachada y colarse a través de las ventanas del edificio. ¿El motivo? La triple oferta musical compuesta por Thee Brandy Hips, Miguel Costas y We Are Standard

El tres en raya fue rotundo, aunque cada grupo fuera, como suele decirse, de su padre y de su madre. Tanto que la cara de los modernos seguidores del pop bailable de We Are Standard se convirtió en un sufrido poema cuando el veterano Miguel Costas paseó por el escenario su rock and roll ácido y básico. Pero lejos de lastrar la propuesta, la incoherencia estilística del cartel no hizo sino reafirmar aquello de que en la variedad está el gusto.

El arranque estuvo protagonizado por Thee Brandy Hips, que tras dos interesantes maquetas ha publicado este año su primer álbum, We are love (2009). Perfectamente ejecutado, su power pop con tintes garajeros suena fresco, inteligente y profesional, muy profesional. La insultante juventud del combo donostiarra hace presagiar que a nada que se manejen con un poco más de desparpajo sobre las tablas pueden convertirse en un grandísimo grupo. El resto y lo más importante, las buenas canciones, ya lo tienen.

El segundo elemento de la noche fue Miguel Costas, divorciado desde hace casi quince años de Siniestro Total. El gallego tiene proyecto personal y banda propia, pero por lo visto y oído en Larratxo no parece dispuesto a olvidar los tiempos felices de su antiguo matrimonio. Escuchar las composiciones de su etapa en solitario sirvió para refrendar quién guarda la herencia gamberra del primer Siniestro, pues mientras su actual líder, Julián Hernández, lleva tiempo experimentando con otras sonoridades desde su acercamiento al blues, el disidente Costas sigue aplicando la misma receta que convirtió en grandes a los legendarios vigueses: rock guitarrero-elemental y letras a caballo entre lo cáustico y lo absurdo. Con todo, lo más celebrado por el público fue ese siniestro revival que sonó como un tiro (eléctrico) e incluyó clásicos como Qué tal, homosexual, Bailaré sobre tu tumba, Opera tu fimosis, Pueblos del mundo, extinguíos o Miña terra galega.

La responsabilidad de cerrar la velada recayó en We Are Standard, que había prometido un happening y justamente ofreció eso: una Fiesta con mayúsculas. Sus anteriores visitas a tierras guipuzcoanas ya habían permitido saborear el excepcional directo de los getxotarras, que en 2009 han vivido el que probablemente sea su mejor y más laureado año. La banda de Deu Txakartegi, frontman gamberrete y saltarín, sigue sorprendiendo a propios y extraños con su descomunal sentido del espectáculo. Su oferta está claramente enfocada a la pista de baile pero, sin embargo, el factor electrónico no termina por fagocitar las melodías ni los estribillos. Afortunadamente, cabría añadir. Al fin y al cabo, su música es pop, un pop nada estándar y de factura impecable, como lo demuestran algunas de las piezas que convirtieron el auditorio en una sudorosa disco-sauna: Bye, bye, bye, Don"t let the children play around, Last Time o The first girl who got a kiss without a please. No esquivaron su bailongo homenaje al I"m waiting for my man de la Velvet Underground y se despidieron con una emocionante y lisérgica versión del Gure bazterrak de Mikel Laboa. De lo local a lo universal. Así es We Are Standard, un quinteto sobrado de actitud y que demuestra en cada concierto que su empeño por sonar como los grandes grupos no es baldío.

(Más fotos en los próximos días...)

14 diciembre 2009

Concierto de The Right Ons en el Doka


De la necesidad virtud

No sé muy bien por qué razón, quizá sea sólo la inercia lo que me empuja a revelar las fotos de conciertos casi siempre en color. Aunque el blanco y negro como apuesta artística siempre me ha atraido, lo cierto es que sólo lo empleo para camuflar los defectos que algunas imágenes tienen debido a una escasa o nula iluminación. ¿Que los focos sólo lanzan luz roja y la toma tiene una dominante horrible? La pasamos a blanco y negro. ¿Que el escenario y los músicos están en penumbra? Blanco y negro. Si además se añade un toque granulado a las instantáneas, el resultado puede ser incluso mejor.

Es el caso del siguiente reportaje perpetrado en el Donostiako Kafe Antzokia, otro garito imprescindible que forma junto al Bukowski y al Mogambo el triunvirato de locales peor iluminados de la ciudad. Ciertamente, ha sido necesario hacer de la necesidad virtud para adecentar estas fotografías tomadas durante el impresionante concierto que los chicos de The Right Ons ofrecieron el viernes en el Doka. El resultado, al menos a juicio de este humilde fotero, se acerca bastante a lo satisfactorio.

07 diciembre 2009

Concierto de Joaquín Sabina en el Kursaal

Marchando una de vinagre y rosas

Fecha y lugar.
04/12/09. Auditorio del Kursaal. Donostia. Intérpretes. Joaquín Sabina (voz y guitarra), Pancho Varona (guitarra), Antonio García de Diego (teclados, guitarra, armónica), Pedro Barceló (batería), Jaime Asúa (guitarra), Josemi Sagaste (flauta, saxo, clarinete, acordeón), Mara Barros (coros). Incidencias. Aforo totalmente completo.


PASAN
los años y huir de los lugares comunes cuando se escribe la crónica de un concierto de Joaquín Sabina se antoja una empresa cada vez más difícil. ¿Cómo esquivar expresiones del tipo "flaco de Úbeda", "voz rota" o "juglar de prostíbulo"? ¿Es posible no contaminar el texto con palabras como "calavera", "bombín" o "canalla" que, por cierto, rima con "cazalla"? Posiblemente no, pero estas líneas pretenden ser un temerario intento de aportar otra visión -menos triunfalista, quizá- de la actuación del viernes en Donostia. A la hora de elegir un titular, se desacartó el obvió Una de cal y otra de arena y se optó por algo no más original pero sí más oportuno: introducir los dos ingredientes que forman la última ronda a la que nos ha invitado Sabina: Vinagre y rosas.

1. Vinagre. Lo confesó en el ecuador de la función: "Soy un hombre feliz, una situación fantástica para vivir pero repugnante para escribir canciones". Por eso -"y porque las musas generalmente están follando con Serrat"-, acudió al entonces atribulado escritor Benjamín Prado, que le ayudó a parir las letras de Vinagre y rosas. Decorado como una azotea -pongamos que fuese de Madrid-, el Kursaal acogió la presentación de siete de esas nuevas composiciones que, contrapuestas a las clásicas, confirmaron una avinagrada certeza: Sabina continúa sin superar la grandeza de 19 días y 500 noches (1999), posiblemente su mejor trabajo.

Temas de reciente hornada como Tiramisú de limón, Luces de Bohemia o Viudita de Clicquot carecen de la fuerza que tienen otros antiguos como ¿Quién me ha robado el mes de abril? o Así estoy yo sin ti, por citar sólo dos que esta vez no sonaron en San Sebastián. Además, la música, y en especial su vena más rockera, parece haber pasado a un segundo plano en beneficio del texto. Sin embargo, se da la paradoja de que cuanto más se vuelca con la literatura, menos redondos parecen los textos del jiennense, que jamás necesitó rodearse de ninguna vaca sagrada de las letras españolas para ser un auténtico poeta.

2. Y rosas. De todas formas, no parece lógico ni deseable pedir que Sabina vuelva al infierno para maltratarse el organismo y alumbrar nuevas historias de dolor y desengaño. Y sería injusto no reconocer que si sus últimos discos no alcanzan el nivel de obras como El hombre del traje gris (1988) o Física y química (1992) es porque el listón está demasiado alto. ¿O no es cierto que su canción más floja podría ser la mejor de muchos otros compositores?

Por ello, conviene deleitarse en la fragancia de las flores musicales que el artista repartió en la capital guipuzcoana. Destacaron la reinterpretación de la siempre hermosa Calle melancolía, que contó con unos acertados arreglos de guitarra a cargo de Antonio García de Diego, y la descarga eléctrica de Princesa, que aplacó la sed de rock and roll de muchos de los asistentes.

Porque fue más bien un concierto tranquilo, hilvanado con medios tiempos y piezas lentas como Peor para el sol, Por el Boulevard de los sueños rotos, La Magdalena y Cerrado por derribo, entre otras, Dos veces -una después de interpretar Llueve sobre mojado, himno de su íntimo enemigo Fito Paez- abandonó el escenario y dejó Joaquín la batuta en manos de esa banda que, bajo la dirección de Panchito Varona y con la voz de Mara Barros, tanto empeño pone en abrigar sus temas.

Hubo fin de fiesta mariachi con el medley que fusionó Noches de boda con Y nos dieron las diez, y después de Contigo se despidieron a bombo y platillo con Pastillas para no soñar, evidenciando que, en directo, Sabina es aún capaz de ofrecer grandes cosas a sus cincuenta y diez abriles. Él mismo lo dijo en el Kursaal, auditorio al que prometió volver: "Pisar el escenario es un sacramento y, como dicen los filósofos, el movimiento se demuestra cantando".