23 abril 2010

Preestreno de la película '80 egunean'


Breve encuentro

España, 2010. Dirección y guión. José Mari Goenaga, Jon Garaño. Producción. Xabier Berzosa / Irusoin, Moriarti. Fotografía. Javi Agirre. Música. Pascal Gaigne. Montaje. Raúl López. Intérpretes. Itziar Aizpuru, Mariasun Pagoaga, José Ramón Argoitia, Ane Gabarain. Duración. 100 minutos.

ES
un secreto el motivo que empuja a la mayoría de los cineastas actuales a elegir personajes masculinos para protagonizar sus historias de amor homosexual. Para su primer largometraje de ficción, Jon Garaño y José Mari Goenaga han ido un paso más allá y no sólo han descrito una relación entre dos mujeres -Axun y Maite, dos septuagenarias que se reencuentran 50 años después de vivir una especie de romance adolescente-, sino que la han ubicado en esa época que eufemísticamente llamamos tercera edad.

80 egunean es un hermoso relato donde las miradas de dos verosímiles actrices dicen casi más que las palabras; donde los pequeños detalles -unos pendientes, los tarros de conserva, la casita de madera rota en mil pedazos- se convierten en símbolos reveladores de una emotiva historia sobre el miedo a amar.

Contada al estilo clásico de obras como Breve encuentro (1945) -una referencia ineludible-, la cinta es certera en la descripción de ciertos ambientes sociales y familiares, y crece cuando cobra protagonismo el personaje del marido de Axun, el tercer vértice de un triángulo amoroso perfectamente representado en el bonito cartel de Iker Ayestaran.

Lo de menos es su condición de película rodada en euskera, aspecto que no debería ser considerado como un mérito adicional, pues un trabajo tan bien contado e interpretado como 80 egunean funcionaría en castellano, bable o arameo.


"El reto era describir con naturalidad el amor entre dos mujeres mayores"


El VIII Festival de Cine y Derechos Humanos arrancará hoy en el Victoria Eugenia con el pase, a las 19.00 horas, de Honeymoons. Su director, Goran Paskaljevic, recibirá en persona el premio especial del certamen. Por la noche, a las 22.30, tendrá lugar el preestreno del filme 80 egunean, que se proyectará en versión original en euskera y con subtítulos en castellano. Es, a juicio del responsable del festival, José Luis Rebordinos, "una de las cintas más esperadas del cine vasco".

Sus directores, los guipuzcoanos Jon Garaño y José Mari Goenaga, presentaron ayer esta coproducción de Moriarti e Irusoin que en su fase inicial se llamaba Axun eta Maite, como los nombres de los personajes de una historia de tintes lésbicos que transcurre en el plazo de 80 días y está interpretada por Itziar Aizpuru y la debutante Mariasun Pagoaga. Cambiaron el título por razones estéticas y porque pensaron que "no sería justo" dejar fuera al tercer "coprotagonista": el marido de Axun encarnado por José Ramón Argoitia.

naturalidad El argumento narra el inesperado reencuentro de dos mujeres de 70 años que en su adolescencia, medio siglo atrás, fueron "amigas especiales" y que comprueban que la química entre ambas sigue intacta en la tercera edad. El "mayor reto", en opinión de Goenaga, ha sido "contar con naturalidad y de forma cercana la historia de amor entre dos personas mayores". "Si no lo hemos conseguido, es responsabilidad mía en buena parte", señaló Garaño.

Porque él fue quien escribió la primera versión de un guión en el que luego se involucró su amigo y compañero José Mari Goenaga. Ambos han colaborado como ayudantes de dirección o productores en los trabajos del otro, pero nunca hasta ahora habían dirigido al alimón. Durante la filmación vivieron algunos momentos "conflictivos" derivados de la dirección bicéfala. "A veces parece que está todo hablado de antemano pero en el rodaje siempre surgen puntos de vista diferentes y no hay una tercera persona para desempatar", bromearon. Al final, dijeron, la película ha salido "fortalecida" de las discusiones entre ambos.

Lo que siempre tuvieron claro era que la acción debía moverse en esa "ambigua línea entre la amistad y el amor" y que corrían el "riesgo" de que ciertas situaciones de la trama resultaran "forzadas" o incluso "ridículas". Por ello, aunque estudiaron la posibilidad de rodar escenas de sexo más explícito, finalmente lo descartaron porque no habrían casado con el "tono" del proyecto. De hecho, confesaron que a la hora de buscar referencias se fijaron más en títulos que abordan el adulterio que en obras de trasfondo lésbico.

Xabier Berzosa, uno de los productores de la cinta, recordó que los anteriores trabajos de Goenaga y Garaño se han caracterizado por su opción a favor de planteamientos "novedosos", como el documental Lucio, mientras que para su primer largo se han decantado por "una película clásica a tope", algo que hoy en día no está muy de moda, y menos entre los jóvenes. Eso ha sido, en opinión de Berzosa, lo más "arriesgado" de la experiencia. Más incluso que contar la relación de dos mujeres y que haberlo rodado en euskera.

estreno El filme se estrenará en salas comerciales el 21 de mayo y sus responsables se mantienen "expectantes", especialmente las actrices, que hoy lo verán por primera vez. Aizpuru y Pagoaga, que debuta como actriz profesional en 80 egunean, calificaron de "bonita" la experiencia y agradecieron a los directores la "valentía" que demostraron al confiarles los papeles protagonistas.


80 egunean (TEASER) from Moriarti on Vimeo.

18 abril 2010

Concierto de Fito y Fitipaldis en Irun


Sota, caballo y Fito

Fecha y lugar. 17/03/201. Aparcamiento exterior de Ficoba. Irun. Intérpretes. Fito Cabrales (voz, guitarras), Javier Alzola (saxo), Joserra Senperena (teclados, Hammond, acordeón), Carlos Raya (guitarras), Alejandro 'Boli' Climent (bajo) y Daniel Griffin (batería). Incidencias. El concierto de Fito, que estuvo teloneado por La Cabra Mecánica, fue el plato fuerte del arranque de Kultur Zirkuitua, la nueva iniciativa cultural puesta en marcha por Kutxa y que en mayo recalará en Tolosa y en junio en Zarautz..

cualquier
mortal que haya vivido la experiencia de asistir a un par de conciertos de Fito y Fitipaldis estará de acuerdo en que éstos suelen ser sota, caballo y rey, como reza el dicho castizo. Para bien y para mal, hay pocas sorpresas en su propuesta, de manera que si uno ha leído las crónicas de la actual gira ya sabe que las funciones comienzan con una proyección de dibujos animados que da paso al primer tema, Antes de que cuente diez, y que todas finalizan con el épico Acabo de llegar. Entre ambos títulos caben dos horas y media de rock trepidante, melodías pegadizas, carreras de un lado a otro del escenario, versos ingeniosos, abundantes solos de guitarra y saxo, y algún instante de calma chicha para recuperar el resuello.

Irun no iba a ser una excepción, por lo que, asumida la ausencia del factor sorpresa y lo encorsetado del repertorio, sólo quedaba relajarse y disfrutar, misión que Cabrales y sus muchachos cumplieron con holgura. Repasaron casi al completo su último álbum, Antes de que cuente diez (2009), del que interpretaron el tema homónimo, Me acorde de ti, Todo a cien, Catorce vidas son dos gatos, Tarde o temprano, Que me arrastre el viento, Qué necesario es el rock and roll y la instrumental La cuisine de Bernard. Con esta última iniciaron una "fiesta campestre" que incluyó piezas de temática etílica, más o menos clásicas, como Quiero beber hasta perder el control, Barra americana y Whisky barato.

Deltoya fue el vibrante homenaje a Extremoduro y el recuerdo a Platero y Tú llegó cuando Fito entonó Al cantar solo sobre las tablas. De los discos Lo más lejos a tu lado (2003) y Por la boca vive el pez (2006) la banda repescó, entre otras, Me equivocaría otra vez, Viene y va, Corazón oxidado, La casa por el tejado y, por supuesto, Soldadito marinero, su balada por antonomasia. Fueron, quizá, las piezas más coreadas por una heterogénea y entregada audiencia de melómanos asiduos a las actuaciones en vivo, adolescentes con las hormonas revueltas, infantes acompañados por sus padres y un sinfín de personas que, probablemente, presenciaban su primer y último concierto del año. Un poder de convocatoria que sólo se explica por el magnetismo de la fitomania, un fenómeno con escasos o nulos equivalentes en el Estado.

Puede que su oferta no sea todo lo cool que quisieran algunos y es innegable que el esquema de sus canciones es muy similar, pero por mucho que se le vea el truco, no se puede despachar así como así a alguien que atrae a miles de personas que quieren escuchar que "el whisky de doce años aparenta alguno menos" y que aplauden versos sobre "los huesos de los besos enterrados". Algo tendrá el agua cuando la bendicen de modo tan multitudinario. También parece un buen tipo, colega de sus colegas. No sólo se ha llevado como telonero a La Cabra Mecánica, que ofrece un prólogo estupendo, sino que los abrazos que da a cada uno de sus Fitipaldis cuando los presenta parecen sinceros. En Ficoba, además, se acordó del donostiarra Rafa Berrio, a quien deseó suerte con su próximo disco. "Seguro que es precioso", dijo antes de finiquitar un nuevo acto de masas que confirmó su invicta condición de rey de la baraja del rock patrio.







FITO CABRALES
"Sé que estamos tocados por la varita; actuamos en estadios como si fuésemos los Stones"

La pregunta del millón. ¿A qué atribuye su éxito? En la música española sólo usted parece capaz de llenar grandes auditorios...

Espero que sea porque las cosas están bien hechas, tanto las canciones como el concepto de la gira. También hay un factor que se te escapa, porque gracias a Dios, no existe una fórmula que permita conseguir el éxito. Quiero pensar que tenemos un buen equipo y que ofrecemos un gran show. Tiene que ser por eso, porque desde luego, por mi cara bonita no es. No me quieren por mi cuerpo... Eso es una gran ventaja. (Risas)

Colapsa pabellones y además los llena de público de lo más dispar. Como en aquel anuncio del refresco de cola, su música es para los flacos, los altos, los bajos... Para los de derechas, de centro, de izquierdas... ¿Por qué?

Creo que si hay tanta gente en los conciertos es porque la música toca muchos estilos. Si haces sólo death metal o tangos está claro que irá a verte sólo cierto tipo de público. Pero en nuestro caso, vienen familias enteras. Para nosotros, por ejemplo, es una gran recompensa ver que en la primera fila hay niños de ocho años subidos en los hombros de sus padres. No es algo muy habitual en el rock and roll.

¿Y qué cree que pueden tener en común todos esos espectadores?

Quizá lo único que puede unirles a todos es su gusto por nuestras canciones. Van a ver el concierto y cuando termina, unos se van al blues-bar y otros a una terraza a tomar algo. Ver a todo ese montón de gente que se junta sólo por escucharnos a nosotros es acojonante. Nos hace sentir verdaderos privilegiados. Tocamos en estadios como si fuésemos los Stones; me hace feliz saber que estamos tocados por la varita.

Al éxito se acostumbra uno fácil, pero ¿y si llegaran las vacas flacas?

Siempre he dicho que hay que estar preparado para todo. Antes me preguntaban qué pasaría si vendiera un millón de discos, y ahora la pregunta sería la inversa. ¿Qué ocurriría si vendiera sólo cien? Pues me imagino que debería amoldar las giras y todo a otro formato más cercano a cuando empecé en esto de la música.

Las cosas buenas de un éxito como el suyo se pueden imaginar fácilmente, ¿y las malas?

Yo nunca me he encontrado mejor o peor por el éxito o fracaso musical. Sinceramente, pesan más los factores personales que los artísticos. Yo estaba muy a gusto cuando tocaba en salas pequeñas en los principios de Platero y Fitipaldis. Igual de feliz que luego cuando he actuado en grandes pabellones. Ahora me va muy bien y sé que el circuito del rock en España no es lo que hago yo. La gente lo tiene mucho más difícil, y por eso procuro disfrutar siempre de mi trabajo y de este momento.

Y siendo uno de los más vendidos, ¿le quitan el sueño las ventas?

No, de verdad que no. Es algo que nunca me ha preocupado demasiado, porque siempre he pensado más en el disco. Eso es lo que más presión me ha creado siempre hasta el punto de olvidar todo lo demás.

¿Por qué suscita desconfianza el éxito comercial? Si alguien vende mucho, parece que se le niega la posibilidad de ser un músico de calidad.

Existe la sensación de que si algo vende mucho es porque se ha buscado premeditadamente, pero no creo que sea el caso de la mayoría. A muchos simplemente les ha tocado..

Ése ha sido su caso...

Claro. Yo desde luego no he hecho nada por vender más discos: sigo sin politonos, no he dado ningún giro para vender más... Lo que ocurre es que es más normal que a una banda que lleva 20 años alguna vez le toque vender más discos, ¿no?

"Antes de que cuente diez" (2009) es un álbum claramente continuista. ¿Está de acuerdo en ello?

Sí, sí. Realmente, ninguno de mis discos ha supuesto una gran ruptura con el camino anterior. Es verdad que como músicos buscamos que los discos no sean iguales, pero son cambios tan sutiles, a nivel de producción o instrumentos, que el público no los nota, y además debe ser así.

¿Y el cuerpo no le pide un cambio en algún tipo de sentido?

Es que yo tengo la gran suerte de que Fitipaldis es una banda muy abierta. En un disco mío puedo tocar un dobro, hacer una canción con hammond o una muy rockera. Desde A puerta cerrada he luchado para que todo aquello que se me ocurriera cupiera en el mismo disco y creo que tengo más libertad que otra gente que quizá está más encasillada.

Pero su estilo es muy definido. ¿No le tienta probar otras vías menos trilladas para usted?

Hombre, hay muchas cosas que me quedan por hacer en la música. Suelo comentar que me gustaría hacer un disco instrumental o de versiones. Pero siempre he creído que cuando haces las cosas pensándolas demasiado no salen bien. Por ejemplo, yo no sé cómo será el siguiente disco. Reuniré unas canciones, las montaré y me llevarán a un sitio determinado. Pero nunca he pensado: "Quiero hacer un disco más duro o grabar con una orquesta". Son las canciones las que te van sugiriendo el camino a seguir. Puede ser divertido planearlo más, pero creo que en mi caso habría algo que no saldría bien. Una de las virtudes que tenemos los Fitipaldis es que nuestro público quiere escuchar nuestras canciones: no creo que les preocupara mucho si en el siguiente disco saliera yo solo cantando y tocando la guitarra.

¿Qué quiere decir cuando reivindica la sinceridad de sus canciones? ¿Prefiere hablar de usted que inventar historias de ficción?

No lo reivindico como algo que haya que hacer, sólo digo que encuentro más recompensa a la hora de escribir cuando hablo de mí. Siempre te inventas cosas, pero no hago una novela, que también me parece estupendo. Cuando escucho autores que se inventan una historia y ponen personajes me parece increíble. Pero a mí me gusta más mirar hacia mi interior cuando escribo una canción, porque la recompensa que recibo es mucho mayor. Yo siempre lo comparo con escribir un diario. En el fondo es eso.

Suele usted insistir mucho en que no es poeta, a pesar del innegable poso poético de sus letras.

Digo que no soy poeta porque para mí la letra va siempre unida a la música. Yo necesito cantar mis textos porque son letras de canciones que obedecen a una melodía, y no poesías. Escribir poesía es más libre y, sobre todo, es una cuestión de sentimiento. Conozco a gente que escribe poesía y que habla de todo desde una mirada poética. Yo no tengo ese don, simplemente hago letras de canciones, y sé que son letras de canciones porque están escritas para ser cantadas. Con ello no digo que la poesía esté en un nivel superior a las letras de canciones, porque encajar un texto en una melodía también tiene su dificultad.

Precisamente, suele decir que le cuesta bastante escribir.

Sí, quizá porque escribo poco. El momento de enfrentarse a la libreta es duro y a mí, que no tengo un método ni constancia, me cuesta más. Si no voy a hacer una canción, no voy anotando cosas por ahí, como los poetas. Quizá por eso me cuesta. En cambio, la guitarra la toco más, por eso me salen más músicas que letras.

¿Ha tenido alguna vez un bloqueo creativo serio?

Muchas veces, prácticamente en todos los discos. Lo he comentado con otras personas que conozco y es casi un mal colectivo. Siempre tienes momentos en que las cosas fluyen y te salen demasiado fáciles, pero en otras te quedas absolutamente seco. Me viene pasando desde hace 20 años. Más de una vez ha saltado la alarma y me he dicho: "Hostias, que a lo mejor no hago una canción más en mi vida". Esa sensación se repite cada vez que me pongo a hacer canciones.

Pero sabe que la musa volverá a aparecer en algún momento.

No creas que es tan fácil. Sabes que vuelve siempre, pero nunca sabes si eso dejará de ocurrir alguna vez.

Representación de 'Dos menos' en el Victoria Eugenia


A medio camino

Fecha y lugar
. 16/04/10. Donostia. Teatro Victoria Eugenia. Autor. Samuel Benchetrit. Dirección. Óscar Martínez. Intérpretes. Héctor Alterio, José Sacristán, Ángela Villar y Nicolás Vega. Incidencias. Las dos representaciones de Donostia fueron el colofón de la gira hispano-argentina de "Dos menos" tras más de años en cartel.


SOBRE el papel, y a juzgar por los éxitos que el montaje ha obtenido en Francia, Argentina y España,
Dos menos promete. Una pareja de hombres mayores despierta en el hospital y recibe la noticia de que sólo les quedan unos días de vida. Deciden escapar y emprenden un último viaje en clave de aventura que les sirve para rememorar sus respectivas vidas, conocerse y quererse. Todo ello aderezado con humor negro, mucha sensibilidad y las siempre admirables actuaciones de José Sacristán y Héctor Alterio.

Sobre el escenario, sin embargo, la propuesta no resulta tan redonda como cabría esperar. El arranque, ciertamente, es prometedor, con ambos enfermos terminales huyendo en pijama e ironizando sobre la metástasis y los otoños que nunca volverán a vivir. Pero al cuarto de hora la función va perdiendo sus constantes vitales, hasta el punto de que cuesta escribir eso tan recurrente de que “la obra se salva por la actuación de sus protagonistas”. La trama se diluye en una sucesión de capítulos que en ocasiones rozan el absurdo –en el sentido peyorativo del término– y el tedio –como el episodio de la discoteca–.

El texto contiene algunas fallas que impiden brillar más al tándem Sacristán-Alterio y provocan que sus personajes parezcan deambular sin un rumbo claro, quizá porque el viaje interior y el periplo físico no están debidamente engarzados y se quedan a medio camino. Es también una lástima que la sensiblería termine imponiéndose al sarcasmo que destilan pasajes memorables –que los hay– como aquel donde uno le dice al otro: “¿Qué hago para no pensar en mi muerte? Pienso en la tuya”.


JOSE SACRISTÁN
"No sólo es lícito reírse de la muerte, sino que además es de lo más saludable y aconsejable"

Casi tres años después de visitar Donostia con 'Un Picasso', Pepe Sacristán (Chinchón, 1937) ha regresado estos días a la ciudad para finalizar las representaciones de 'Dos menos', la obra que ha protagonizado junto a Héctor Alterio (Buenos Aires, 1929) durante más de dos años.

DONOSTIA. El Teatro Victoria Eugenia ha recibido este fin de semana a Sacristán y Alterio, que encabezan un reparto completado por Ángela Villar y Nicolás Vega. Escrita por el galo Samuel Benchetrit y dirigida por el argentino Óscar Martínez, la obra Dos menos cuenta la historia de una pareja de hombres mayores a los que les queda poco tiempo de vida y deciden fugarse del hospital para emprender un último y maravilloso viaje en el que no faltan el cariño, el humor y la emoción.

El título, "Dos menos", invita a pensar que el humor negro está presente en la obra.

La historia parte del anuncio de una muerte inmediata de dos tipos que deciden echar a andar, pero lejos de ser una propuesta dramática o terrible, es francamente muy divertida, tierna y sorprendente.

¿No da un poco de "yuyu" encarnar a un enfermo terminal?

No, joder. En este oficio de actor incluso me he muerto varias veces.

¿Y es lícito reírse de algo tan serio y trágico como la muerte?

No sólo es lícito, sino que es de lo más saludable y aconsejable. Una de las grandes capacidades que nos distinguen a los seres humanos de los cuadrúpedos es el poder reírnos de nosotros mismos e incluso de nuestra muerte, claro que sí. Siempre y cuando esta risa sea inteligente y no moleste a nadie.

¿Es más inteligente el humor negro que el humor blanco?

No, no... No depende del género, sino del autor. El humor es inteligente si el autor lo es. Hay cosas de humor negro que son estúpidas... No creo que un género sea superior a otro. Lo que lo hace superior es el talento del autor.

Después de dos años de representaciones, ¿han hablado con algún enfermo terminal que ha visto la obra?

Sí, bastantes veces. Y en ningún caso se han sentido incómodos ni molestos, porque así nos lo han hecho saber. Algunos nos han esperado a la salida del teatro y ninguno se ha mostrado en contra de la obra y nuestro trabajo.

¿Quizá esos espectadores se sintieron reconfortados en algún sentido?

Sí, porque la obra propone una especie de huida hacia adelante y en un momento determinado estos dos pobres diablos que se van a morir y que nunca han tenido nada, descubren que se tienen el uno al otro. La obra tiene un final abierto al optimismo dentro de los márgenes que tiene esa gente para ser optimista. No es un final pesimista.

¿Ha cambiado su idea de la muerte tras participar en "Dos menos"?

No, no... Uno tiene ya una edad suficiente como para que sean los propios acontecimientos y la propia experiencia la que te haga plantearte ciertas cosas.

¿Le asusta la muerte?

No, me asusta pero me jode ser dependiente, la humillación, que la naturaleza se ponga de mala leche y te convierta en un inútil. Pero hay que morirse, macho.

¿Tiene moraleja la obra?

No, afortunadamente no tiene ningún mensaje. Esta función va directamente a los sentimientos: la gente se divierte, está intrigada e inquieta y luego, camino a casa, quizá pueda pensar en ciertas cosas, como la idea de la soledad, del fracaso, la amistad, el amor...

¿Qué haría si le dicen, como a su personaje, que le queda poco tiempo de vida?

No lo sé, no tengo ni puta idea de lo que haría. No sé si me tiraría por un balcón o me haría obispo.

¿Le queda algún sueño artístico por cumplir?

Anhelo seguir divirtiéndome y jugando a este juego de hacer creer que soy el que no soy, y que a la gente le importe lo que hago. La base fundamental de este oficio es que es un juego, y mientras yo me entretenga, me anima a seguir jugando.

¿Cómo es trabajar con Héctor Alterio, con el que sólo había coincidido en el cine?

Un lujo. Tenemos una complicidad total, no sólo en nuestra manera de trabajar, sino de entender muchas cosas de la vida.

¿Hay algo de duelo interpretativo, eso que a los periodistas tanto les gusta escribir?

No, qué va. Todo lo contrario. Después de tantos años, sería una estupidez por nuestra parte. Sentimos el uno por el otro el mismo cariño y respeto, la colaboración es total y lejos de haber nada competitivo, todo es cooperación mutua.

Es de suponer que el hecho de que ustedes dos sean amigos fuera del escenario ayuda a enriquecer sus interpretaciones.

Eso siempre ocurre. El buen rollo siempre contribuye a que el resultado sea mejor. Es raro que los actores se lleven mal y el resultado de una obra sea medianamente potable. Y aunque así fuera, yo jamás he vivido esa situación, porque si alguna vez he intuido que va a haber mal rollo, prefiero largarme.

Las representaciones de "Dos menos" concluyen en Donostia después de más de dos años de gira. ¿Ahora qué?

Llevamos muchos años en este oficio y ahora tengo la cabeza puesta en otro sitio. Quiero quedarme en casa un tiempo y desobedecer las órdenes del actor. Mi intención es escribir, repasar y tratar de ordenar una especie de dramaturgia sobre unos textos de mi amigo y maestro Fernando Fernán Gómez.

Cada vez se le ve menos en el cine.

Es que me jode mucho madrugar para ir a rodar. En cambio, esto del teatro hoy en día es cosa de señoritos: trabajas hora y media, cuando viajas no actúas... No, en serio. Es que últimamente lo que me ofrece el cine no me interesa demasiado y, como afortunadamente puedo elegir, prefiero decantarme por el teatro. De todas maneras, hay dos proyectos interesantes para cine que seguramente se concretarán en un par de meses.


16 abril 2010

'Camarada K', este fin de semana en Donostia


Conocer a Daniil Kharms

El centro cultural Lugaritz de Donostia acoge, desde hoy y hasta el domingo, tres representaciones de Camarada K, un montaje absolutamente recomendable de la compañía Producciones del Mar. Fue, en opinión de este humilde fotero, el tapado de la Feria de Teatro del pasado año (donde están tomadas las imágenes de este post). Con buen criterio, Donostia Kultura la vuelve a traer a la ciudad para que los amantes del teatro, y también de la buena literatura, alucinen con los textos del ruso Daniïl Kharms, protagonista de la obra.

Encarnado por un títere que manipulan tres actores de carne y hueso que interactúan con él, Kharms (1905-1942) fue un claro exponente de la vanguardia literaria con sus textos cargados de surrealismo y humor absurdo. Cuentan que en vida sólo publicó un par de poemas y que logró (mal)vivir como escritor gracias a la literatura infantil. La presión del régimen estalinista terminó por recluirlo en un manicomio de Leningrado donde murió de hambre, como enemigo del pueblo, a la edad de 37 años. Sus escritos sólo vieron la luz 40 años después.

Algunos de esos mordaces textos, muchos impregnados de altas dosis de dadaísmo, pueden disfrutarse en Camarada K, cuya interesante puesta en escena -durante el montaje se escuchan y se representan varios de sus textos- es, hasta la fecha, el único modo en que podemos gozar por estos lares del extraño y provocador arte de Kharms. Su obra no ha sido traducida al español, aunque hay algunas páginas web que contienen pequeñas muestras de las historias mínimas del escritor ruso. Debajo de las fotos podéis leer algunas para haceros una idea...


Cuaderno azul número 2

Había un hombre pelirrojo que no tenía ojos ni orejas. Ni siquiera tenía cabello, así es de que eso de que era pelirrojo es un decir.
No podía hablar porque no tenía boca. Tampoco tenía nariz.
Ni siquiera tenía brazos ni piernas. Tampoco tenía estómago ni espalda ni espina dorsal ni intestinos de ningún tipo. De hecho, no tenía nada. De modo que es muy difícil entender de quién estamos hablando.
Tal vez sea mejor ya no hablar nada más de él.
(http://antologiasinpoesia.blogspot.com)

Ancianas que caen

Debido a su excesiva curiosidad, una anciana cayó de su ventana y se estrelló contra el suelo.
Otra anciana se acercó a su ventana y miró a la que se había estrellado, pero debido a su excesiva curiosidad también se cayó y quedó estampada sobre el suelo.
Fue entonces que una tercera anciana cayó de su ventana; y luego una cuarta; y después, una quinta.
Cuando la sexta anciana cayó de su ventana yo me aburrí de haber estado viéndolas y me fui al Mercado Maltsev donde dije: “¿Hay alguien que le regale un mantón a este pobre ciego?”

(http://antologiasinpoesia.blogspot.com)

Las cosas

Orlov comió muchos frijoles fritos y murió. Y cuando Krylov vio a Orlov muerto, también murió. Pero Spridolov murió sin razón alguna. La esposa de Spridolov se cayó en la cocina y también murió. Pero los hijos de Spridolov se ahogaron en un estanque. Mientras tanto, la abuela de Spridolov se volvió alcohólica y se fue de vagabunda. Pero Mikhailov dejó de peinarse y se enfermó. Kruglov le dio un latigazo a una dama y enloqueció, Perehvostov compró un alhambre por 400 rublos y se sintió tan deprimido que le prendieron fuego.
Las personas buenas no están aptas para tener una posición segura en la vida.

(http://circulodepoesia.com)

Sinfonía número 2

Anton Mikhilovich escupió y dijo: “¡hugh!”, otra vez escupió y dijo: “¡hugh!”; volvió a escupir y otra vez dijo: “¡hugh!”; y luego desapareció. ¡Al diablo con él! En lugar de él déjenme hablarles de Ilya Pavlovich.
Ilya Pavlovich nació en 1893 en Constantinopla. Cuando apenas era un niño su familia se mudó a San Petersburgo, donde se graduó en la Escuela Alemana ubicada en la calle Kirchnaya. Luego trabajó en una tienda y después en alguna otra cosa. Cuando empezó la Revolución él emigró. Bueno, ¡al diablo con él! En su lugar, permítanme hablarles de Anna Ignatievna.
Pero no es fácil hablar de Anna Ignatievna; en primer lugar, porque no sé casi nada sobre ella; y en segundo, porque me acabo de caer de la silla y se me ha olvidado qué les iba a decir. Así es de que mejor les hablaré de mí.
Soy alto, razonablemente inteligente. Me visto con mesura y buen gusto. No bebo, no apuesto en las carreras de caballos pero me gustan las damas. Y a las damas yo no les importo. A ellas les gusta salir conmigo. Sarafima Izmaylovna me ha invitado a su casa varias veces, y Zinaida Yakovlevna ha dicho que le encantaría verme. Pero yo tuve un gracioso incidente con Marina Petrovna, del cual quiero platicar. Fue un asunto muy ordinario pero algo divertido. Por mi culpa Marina Petrovna perdió todo su cabello, quedó calva como nalga de bebé. Sucedió así: cuando llegué a visitar a Marina Petrovna, ¡zas!, perdió todo su cabello. Así como así.

(http://antologiasinpoesia.blogspot.com)


Un sueño

Kalugin se quedó dormido y tuvo un sueño. Estaba sentado entre unos arbustos y un militar pasaba frente a estos. Kalugin se despertó, se rascó la boca, volvió a dormirse y tuvo otro sueño. Pasaba frente a unos arbustos, y entre los arbustos estaba sentado y oculto un militar. Kalugin se despertó, puso un diario bajo su cabeza para no humedecer la almohada con su baba y volvió a dormirse y a soñar. Estaba ahora sentado entre unos arbustos y un militar pasaba frente a estos. Kalugin se despertó y acomodó el diario, se durmió y volvió a soñar. Pasaba frente a unos arbustos, y en los arbustos estaba sentado un militar. A esa altura Kalugin se despertó y decidió no seguir durmiendo, pero en seguida se durmió y tuvo un sueño. Estaba sentado detrás de un militar y pasaban caminando unos arbustos. Kalugin gritó y cambió de posición en la cama, pero ya no pudo despertarse. Entonces durmió cuatro días y cuatro noches sin interrupción, y al quinto día se despertó tan flaco que tuvo que atarse las botas a sus pies para que no se le cayeran. En la panadería donde siempre compraba pan de trigo no lo reconocieron y le dieron pan con mezcla de centeno. La Comisión Sanitaria inspeccionó el edificio, encontró allí a Kalugin, lo declaró insalubre e inservible y ordenó a la cooperativa del edificio que lo arrojara a la basura. Así fue que plegaron a Kalugin en dos y lo arrojaron junto con los desperdicios.
(http://eduardoberti.blogspot.com)

Un soneto

Hoy me sucedió algo extraño: de repente olvidé si primero venía el 7 o el 8. Fui con mis vecinos para conocer su opinión sobre esa secuencia. La extrañeza de ellos y la mía fueron grandes cuando, de pronto, descubrieron que ellos tampoco podían recordar cuál era el orden de esos números. Ellos se acordaban de contar 1, 2, 3, 4, 5, 6,; pero olvidaban qué número seguía. Entonces decidimos ir a la tienda más cercana, la que está en la esquina de las calles Znamenskaya y Basseinaya, para consultar ese asunto con la cajera. La cajera nos sonrió como padeciéndonos, se sacó de la boca un martillito y, moviendo su nariz con suavidad hacia adelante y atrás, nos dijo:
–En mi opinión, el siete viene después del ocho sólo si el ocho viene después del siete.
Le dimos las gracias a la cajera y contentos salimos de la tienda. Pero luego, pensando con cuidado en lo que dijo la cajera, nos pusimos tristes porque sus palabras estaban vacías de significado.
¿Qué se supone que haríamos? Fuimos al Jardín Primavera y empezamos a contar árboles, pero al llegar al seis nos deteníamos y empezábamos a discutir. Algunos opinaron que el siete era el que seguía; pero otros decían que era el ocho. Estuvimos discutiendo mucho tiempo cuando, por un golpe de suerte, un niño se cayó de una banca y se quebró las quijadas. Eso nos distrajo de nuestra discusión.
Y cada quien se fue a su casa.
(http://antologiasinpoesia.blogspot.com)

Andrey Semyonovich

Andrey Semyonovich escupió en un vaso de agua. Inmediatamente el agua se puso negra. Andrey Semyonovich torció los ojos y miró atentamente al interior del vaso. El agua estaba muy negra. El corazón de Andrey Semyonovich empezó a latir fuerte. En ese momento el perro de Andrey Semyonovich se despertó. Andrey Semyonovich se acercó a la ventana. Sucedió que el perro de Andrey Seyonovich salió volando y como un cuervo se posó sobre el techo del edificio de enfrente. Andey Semyonovich cayó de rodillas y se puso a chillar. A la habitación llegó corriendo el camarada Popugayev.
–¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo? –preguntó el camarada Popugayev.
Andrey Semyonovich guardó silencio y se restregó los ojos.
El camarada Popugayev echó un vistazo al vaso que estaba sobre la mesa.
–¿Qué has echado ahí dentro? –le preguntó a Andrey Semyonovich.
–No sé –respondió Andrey Semyonovich.
En un instante desapareció Popugayev. El perro entró volando por la ventana, se echó sobre su lugar de costumbre y se durmió.
Andrey Semyonovich se dirigió a la mesa y tomó un trago del vaso con agua ennegrecida. En ese momento, el alma de Andrey Semyonovich se llenó de luz.

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07 abril 2010

Concierto de Amor a Traición en Le Bukowski


El penúltimo trago de Rafa Berrio

Este post del blog de Loveof74 me hizo recordar que tenía olvidadas unas cuantas imágenes de Amor a Traición en algún lugar del disco duro. También había prometido enviarle varias a su principal protagonista, Rafa Berrio, el día en el que Iturri me lo presentó. Las fotos llegan con un mes de retraso, pero permiten hacerse una idea de cómo fue el impresionante flashback musical con el que Berrio recreó, tema por tema y en el orden original, su célebre álbum Amor a Traición (Warner, 1994).

El disco mantiene plena su vigencia por la calidad de los textos y de las melodías, y también por el carismático modo en que el músico defiende en directo temas como No pienso bajar más al centro, Un ángel caído, Jaime Gil de Biedma en la cama o Te llama el amor por tu nombre. Fue sólo el penúltimo trago de Rafa Berrio, que estos meses se encuentra dando los últimos retoques al que será su próximo disco, producido y arreglado por Joserra Senperena. También habrá presentaciones del álbum en vivo. Ya hay ganas de refrescar de nuevo el gaznate...