20 junio 2006

En un párrafo


Historias

Por Juan G. Andrés

Vilanova
de Cerveira es un pueblo portugués al que, hasta hace poco, sólo se podía llegar a bordo de un herrumbroso ferry amarillo que atraviesa el Miño desde Goian, Galicia. El sábado atrapé allí una historia sobre la escultura que preside la colina de Vilanova, un enorme ciervo de metal que otea el horizonte día y noche. Conmemora una antigua victoria del pueblo luso, cuyo ejército, inferior en número al español, colocó antorchas en la cornamenta de los miles de ciervos que poblaban los bosques del lugar. Creyendo que los animales eran una horda de soldados corriendo a velocidad sobrehumana, los españoles huyeron despavoridos. Sólo por escuchar esas historias -ciertas o no- merece la pena visitar algunos rincones del mapamundi.

Texto publicado en Noticias de Gipuzkoa el martes, 20 de junio.

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