"Ahora estoy cómoda con mi voz; he encontrado un modo de hacer música potente cantando suave"
Christina Rosenvinge (Madrid, 1964) ofreció el martes un concierto en la FNAC de Donostia donde presentó en solitario 'Tu labio superior', una nueva colección de canciones marcadas por el desamor y tocadas por una fina ironía. El 6 de febrero actuará con su banda al completo en BilborockDonostia. Cerró su trilogía americana con Continental 62 (2006) y lanzó un disco compartido con Nacho Vegas, Verano fatal (2007). El año pasado regresó con Tu labio superior, once piezas cantadas en español que suponen el feliz retorno de Christina Rosenvinge al pop.
¿En qué se diferencia 'Tu labio superior' de trabajos anteriores?
En los tres últimos discos me había centrado en buscar música más original, que no utilizara esquemas clásicos. En este nuevo, en cambio, he querido volver a hacer cosas un poco más clásicas, más sencillas, con un planteamiento muy directo.
¿Por qué?
Cuando terminé la producción de Continental 62 y volví de Estados Unidos empecé a tocar y me di cuenta de que había una distancia entre la música que estaba haciendo y el público. Así que comencé a escribir canciones que instintivamente me salían más ligeras y llegaban mejor a la gente.
Que el disco esté cantado íntegramente en español también ayudará.
Eso también ha sido algo instintivo. Cuando estaba en Estados Unidos las canciones me salían en inglés y ahora que vivo en Madrid escribo en castellano. Hacer lo contrario sería algo forzado. Soy una persona permeable y lo que pasa a través de mí termina saliendo en mis canciones.
El pop de estribillos pegadizos domina el disco, pero también es notable su querencia por el rock.
La premisa era crear temas sencillos y los primeros que escribí iban en esa onda. Las últimas, sin embargo, eran canciones compuestas al piano, más oscuras y enrevesadas.
Y algunas, como 'Alta tensión', crean atmósferas muy atractivas.
Al igual que mis discos en inglés, esa canción tiene cierto aire conceptual. Alta tensión o Eclipse, además, son temas que no podría haber escrito antes, cuando componía sólo con guitarra. Emplear el piano ha supuesto para mí una renovación en cuanto al tipo de estructura y sonoridad de las canciones. Salen cosas inesperadas...
¿Qué puede decir de la única versión que contiene el álbum?
Por la noche es una adaptación al castellano de un blues de Leroy Carr, In the evening. La hemos grabado según la versión de Chris Brokaw y Geoff Farina. Lo que aparece en el disco es prácticamente la segunda toma, apenas ensayamos, casi no hablamos, pero tiene una atmósfera muy especial. Es como una canción de Jane Birkin.
Su mención a Jane Birkin no parece casual. La influencia de la 'chanson' francesa en su música es notable.
Es una referencia constante para mí. Si en su día no hubiera escuchado a Françoise Hardy no habría sido cantante jamás. Me gustaban The Clash, Patti Smith y la voz de Chrissie Hynde, pero hasta que no empecé a oír música francesa no supe que ése era el sitio en el que yo me iba a mover.
¿Cómo se lleva con su particular voz?
Todos los cantantes tenemos una relación extraña con nuestra voz. Es como si no nos reconociéramos en ella, pero puedo decir que ahora mismo me siento bastante cómoda con mi voz, porque he encontrado una manera de hacer música potente cantando suave.
Con un tono susurrante cargado de sensualidad...
No es algo impostado, me sale cantar de esa manera y no lo veo como algo peyorativo. Me gusta que mi música tenga un cierto contenido sexual. Porque para mí, por ejemplo, la obra de Leonard Cohen tiene un componente sexual e intelectual.
¿Y sus nuevas letras?
En este disco he vuelto a las letras lúdicas y juguetonas pero que mantienen algo de ironía. He tratado de huir del oscurantismo y del pesimismo y que los textos tuvieran más luz aunque hablen de amores desesperanzados...
En ese sentido, el humor negro es también un ingrediente importante... Como en 'Anoche'.
Escribí ese tema como reacción a mi separación (del escritor Ray Loriga) y como forma de encarar positivamente la situación. Al final, el material que utilizo para escribir mis canciones es mi propia vida. Es el único modo de que los temas sean reales y lleguen a la gente.
Una última pregunta. ¿Qué hay de sus proyectos anteriores en su música actual?
(Sonríe) En Álex y Christina, por ejemplo, aprendí a escribir letras juguetonas. ¡Chas! y aparezco a tu lado o Mil cambios de color eran temas sencillos e ingenuos pero imaginativos, que servían para parecer frívolo sin serlo. De algún modo, eso lo he conservado. Y después, con Christina y Los Subterráneos empecé a hacer canciones más contundentes con acordes más primarios.
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