Archiduques del rock bailable
Lugar y fecha. Pabellón de La Casilla. Bilbao. 2/04/2009. Intérpretes. Alex Kapranos (voz y guitarra), Paul Thomson (batería), Nick McCarthy (guitarra y teclados), Bob Hardy (bajo). Incidencias. El grupo telonero fue la banda alemana Kissogram.¿Quién no tiene un amigo que descubrió una banda de rock antes incluso de que sus miembros la formaran? "Yo los escuché en 1980 en un garito infecto cuando aún no habían sacado ni su primera maqueta. Entonces sí que eran buenos", alardean algunos. ¿Y quién no conoce a melómanos que reniegan de grupos que eran inicialmente minoritarios cuando alcanzan el éxito? A muchos les gusta saberse exquisitos, miembros de un selecto club de pocos socios, y si alguien llega del exterior y descubre esos mismos manjares musicales, a ellos ya no les parecen tan suculentos.
Algo así sucede con Franz Ferdinand, la banda que tomó prestado el nombre al archiduque austriaco cuyo asesinato precipitó la I Guerra Mundial. Hace cinco años dieron la campanada gracias a su primer álbum homónimo, ganaron infinitos premios, telonearon a U2 en su gira Vertigo y se hartaron de vender discos con su retro pero original propuesta de rock bailable. Les fue fetén con su siguiente entrega, You Could Have It So Much Better (2005), y se retiraron a descansar de las giras y a gastarse los dineros en un ayuntamiento victoriano abandonado donde perpetraron su tercer disco, Tonight (2009). El jueves lo defendieron en Bilbao con un concierto que, digan lo que digan los puristas, fue un bombazo.
Tras el electro rock canalla de Kissogram -más que dignos teloneros-, Franz Ferdinand saltó a la arena a quemarropa con Do you want to. La respuesta del público fue inmediata: todo el mundo a bailar. En el primer tramo tocaron temas recién sacados del horno como el bailongo No You Girls, aunque desde el inicio fue evidente que no se limitarían a su último trabajo. Así, exhibieron una arrolladora energía al revisar éxitos como Walk Away o Tell Her Tonight, aderezados con los habituales ingredientes que Alex Kapranos y sus muchachos emplean para cocinar sus descaradas tonadas: melodías pegadizas, riffs bailables, giros inesperados y ritmos sincopados.
Una fórmula que, a juicio de los detractores de la banda escocesa, está demasiado trillada, lo cual es tanto como decir que Woody Allen abusa de la figura del divorcio en sus películas. El estilo de Franz Ferdinand es previsible, sí, pero altamente efectivo. Y si no, que se lo pregunten a los miles de maniacos que entraron en éxtasis nada más oír los primeros acordes de Take Me Out, su hit por excelencia. El frenesí se reprodujo con temas nuevos como Turn It On y Bite Hard, cuyo ambiente psicodélico quedó reforzado por varias proyecciones en la pantalla gigante. Continuaron rabiosos con 40', Michael y Ulysses, el primer single de Tonight.
Se les puede reprochar cierta racanería porque la actuación no pasó de la hora y media, pero en los bises estuvieron brutales, sin concesiones. Regresaron con Jacqueline, la canción que abrió su álbum de debut, y siguieron con Outsiders, extraída de su segundo disco, que empezó con Kapranos a los sintetizadores y terminó con una batucada masiva en torno a la batería de Paul Thomson.
Desarrollaron su vertiente más electrónica en Lucid Dreams, un larguísimo tema discotequero que convirtió La Casilla en una gigantesca rave party. Los de Glasgow tenían que poner rumbo a Madrid y Granada, pero antes regalaron una última propina en forma de rock pirómano, This Fire, un tema que no llegó a incendiar el pabellón pero que a punto estuvo de demolerlo.
2 comentarios:
¡¡¡Me gustan mucho, mucho!!!
Yo básicamente estoy de acuerdo con el segundo comentario, muy agudo. Vaya fotos cojonudas te trajiste, bandido
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