










Los dos primeros conciertos corrieron a cargo de Phantom Surfers y Los Creyentes, que ofrecieron recias muestras de rockabilly y de surf instrumental. "Es sólo rhythm and blues, pero me gusta". Es lo que sugiere el sincero directo de The Downliners Sect, un combo de talluditos británicos que no se bajaban del escenario ni con agua caliente. ¿Por qué iban a hacerlo si llevan 45 años sobre las tablas?
Tras el preceptivo descanso llegó la oferta más heterodoxa de la noche, la del neoyorquino Ivan Julian -compinche de Richard Hell en The Voidoids-, que cantó y flirteó con la psicodelia perfectamente auxiliado por el trío bilbaíno-argentino Cápsula.
Después, rock, rock y más rock. Mientras se plantea resucitar junto a Cyril Jordan a los verdaderos Flamin' Groovies, el incombustible Roy Loney (¿63 años?) cerró por todo lo alto la gira de varios días que ha realizado por España con los donostiarras Señor No, cañeros pero más sobrios que nunca. Quien se los perdió, está obligado a escuchar su magnífico disco conjunto, Got Me a Hot One.
La velada culminó con el circo rockero de una banda de los 80 que suena sesentera, The Chesterfield Kings. Su andrógino líder, Greg Prevost, berreó, agitó las maracas y, escurridizo cual anguila, se dio varios baños de masas. Tantos que al final la euforia se desató en la plaza Nafarroa de Andoain, un lugar que, visto lo visto y oído lo oído, debería pasar a llamarse Rock and Roll Square.
No obstante, Álvarez no tuvo reparo en cantar desnudo temas como Mesa de trabajo, Mano, Querido sillón o Arde la tarde, desgranadas con actitud juguetona y naif sin caer en la ñoñería. Porque es Javier un artista difícil de encasillar, un tipo extraño que va por libre, que gusta de conjugar la musica en gerundio -aquí y ahora- y que puede estar orgulloso de su singularidad.