A nadie se le escapa que Gipuzkoa es el hermanito pobre de los territorios vascos en lo que a saraos de rock se refiere. Quizá por ello algún promotor guipuzcoano lleva tiempo tratando de montar un festival de cierta enjundia que ponga remedio a la ausencia de bbks , azkenas y kobetasoniks por estos lares. A fin de hacer más llevadera la espera y mientras la idea cuaja -o no-, la alternativa más plausible la configuran propuestas tan jugosas como el festival Donostikluba, organizado por Sergio Cruzado de Gin&Tonic, o el Andoaingo Jaialdia, promovido por Juancar, responsable de la tienda de discos Bloody Mary de Irun. Este último tiene sobrados motivos para estar orgulloso de la segunda edición de un festival que el sábado propició una arrolladora tarde-noche-madrugada de rock and roll en Andoain.
Los dos primeros conciertos corrieron a cargo de Phantom Surfers y Los Creyentes, que ofrecieron recias muestras de rockabilly y de surf instrumental. "Es sólo rhythm and blues, pero me gusta". Es lo que sugiere el sincero directo de The Downliners Sect, un combo de talluditos británicos que no se bajaban del escenario ni con agua caliente. ¿Por qué iban a hacerlo si llevan 45 años sobre las tablas?
Tras el preceptivo descanso llegó la oferta más heterodoxa de la noche, la del neoyorquino Ivan Julian -compinche de Richard Hell en The Voidoids-, que cantó y flirteó con la psicodelia perfectamente auxiliado por el trío bilbaíno-argentino Cápsula.
Después, rock, rock y más rock. Mientras se plantea resucitar junto a Cyril Jordan a los verdaderos Flamin' Groovies, el incombustible Roy Loney (¿63 años?) cerró por todo lo alto la gira de varios días que ha realizado por España con los donostiarras Señor No, cañeros pero más sobrios que nunca. Quien se los perdió, está obligado a escuchar su magnífico disco conjunto, Got Me a Hot One.
La velada culminó con el circo rockero de una banda de los 80 que suena sesentera, The Chesterfield Kings. Su andrógino líder, Greg Prevost, berreó, agitó las maracas y, escurridizo cual anguila, se dio varios baños de masas. Tantos que al final la euforia se desató en la plaza Nafarroa de Andoain, un lugar que, visto lo visto y oído lo oído, debería pasar a llamarse Rock and Roll Square.
No hay comentarios:
Publicar un comentario