03 noviembre 2010

Concierto de John Hiatt en Donostia


Un clásico refrescante

Fecha y lugar.
30/10/10. Auditorio Kursaal. Donostia. Intérpretes. John Hiatt (voz y guitarras), Doug Lancio (guitarras, mandolina), Patrick O"Hearn (bajo), Kenneth Blevins (batería). Incidencias. Medio aforo. Al finalizar el concierto, Hiatt firmó autógrafos y vendió discos.

QUÉ
lástima que un tipo de la talla artística de John Hiatt visite Donostia y el Kursaal aparezca tan desangelado. Pudo ser el desconocimiento de su figura, el puente de Halloween o los 30 euros de la entrada más cara, pero lo cierto es que un concierto como el del sábado bien merece rascarse un poco el bolsillo y/o hacer un cambio de planes vacacionales. No se arrepintieron, desde luego, quienes se acercaron al auditorio y recibieron a Hiatt con una salva de aplausos que muchos deseaban dedicarle hace siglos.

Perfectly Good Guitar inauguró, con ecos de Neil Young, una emocionante velada de canciones que abordaron, entre otras, cuestiones tan diversas como el (des)amor, el hurto de coches, el retorno al hogar o aquello que recomendaba el poeta Guillaume Apollinaire: "Cuando te sientas mal, dirígete al sur". Sólo los grandes pueden ser convincentes pegándole a todos los palos: folk, rock, country, pop, blues, R&B... Porque salvo al jazz, el músico se acercó con acierto a prácticamente todos los géneros canónicos de la música popular de EEUU, y consiguió que el resultado no sonara antiguo ni polvoriento, sino fresco y renovado. Para ello contó con su maravillosa y versátil voz, rabiosa unas veces y dulce otras, y con una magnífica banda, The Combo, que hizo brillar más si cabe al estadounidense.

La primera mitad la dominó su último álbum, The Open Road (20010), del que interpretó, entre otros, el tema homónimo, Fireball Roberts, Carry You Back Home y My Baby. En esa parte inicial sonaron composiciones como Lift Up Every Stone y Baby Blue en los que fue alternando distintas guitarras. Destacaron especialmente Wrote it Down and Burn it, que culminó con un delicioso desmelene eléctrico, y Crossing Muddy Waters, un irresistible country que reveló al Hiatt más sureño. Gustó, cómo no, la preciosa balada Master of disaster, dedicada a su fallecido amigo Jim Dickinson, y también otra de las nuevas, Like a Freight Train, un pedazo de blues eléctrico y pantanoso tocado en plan vieja escuela.

El contagioso riff de mandolina que introduce la imprescindible Cry Love inauguró la segunda mitad del concierto, que prestó más atención a sus grandes éxitos. Siguieron Your Dad Did, la canción de carretera Drive South y la estupenda Feels Like Rain, otra hermosa melodía que recordó a Van Morrison. Continuó con la pegadiza Slow Turning, la épica Real Fine Love y el trepidante country-rock Tennessee Plates. Para los bises se guardó la obligada y bella Have a Little Faith In Me, interpretada como un gospel, con tanto sentimiento que apenas se echaron en falta el piano y los coros de la versión de estudio. Y como broche a dos generosas horas de actuación se despidió con un blues, Riding with the King, que fue, como todo el recital, clásico pero refrescante. Y soberbio. Sin duda, una de las actuaciones de 2010.


1 comentario:

Roberto dijo...

Coincido con el Humilde Fotero en que fue una pena ver el Kursaal tan desangelado para ver a un "monstruo" de la categoría de John Hiatt (al que también disfruté tres días antes en Madrid) El repertorio estuvo muy bien elegido y creo que junto con Bob Dylan, Van Morrison y Tom Waits es de los poco artistas que pueden tocar todos los palos y hacerlo de manera brillante. Además bien por cantar en directo versiones distintas a las de los discos, eso da la medida del talento musical del que John Hiatt anda sobrado. Saludos. Roberto (Madrid)