Por RUTH PÉREZ
Fecha y lugar. 13/03/08. Gazteszena. Donostia. Intérpretes. Iván Ferreiro (voz, guitarra, sintetizadores), Amaro Ferreiro (guitarra), Emilio Saiz (guitarra), Pablo Novoa (bajo), Ángel Luis samos (teclados) y Tony Toledo (batería).
HABÍA dos posibilidades. No seamos roñosos: había, al menos, tres. Opción A: que fueras un incondicional de Iván Ferreiro, de los que no sólo pueden deletrear hasta el último verso de sus dos discos anteriores, sino del que aún no ha salido a la venta y está disponible desde esta semana en Internet. Opción B: que te sedujera el sonido de su ex grupo, Los Piratas y hubieras escuchado un par de canciones del músico vigués en solitario y no te disgustaran. Opción C: que pertenezcas a ese grupo no poco numeroso que concede una oportunidad a casi todas las citas programadas en la sala Gazteszena. Para todos, pero sobre todo para los terceros, Ferreiro no se limitó a desgranar el pop de cadencia suave y desgarrado al que muchos asocian su imagen, sino que también emergieron temas más agresivos -"guarros", según su propia definición- para que los no iniciados descubrieran un directo poderoso -¿cuál no lo es?- y solventes pinceladas de rock progresivo. Los integrantes de las opciones A y B, por su parte, respondieron entusiasmados a la oferta, pese a que no hubo promesas, ni cocos, ni años 80.
En el repertorio no hubo, pues, espacio para la nostalgia, entre otras cosas porque pese a que sólo acumula tres años en solitario, Ferreiro cuenta con un bagaje de una treintena de canciones propias con las que desenvolverse sobre el escenario. Y la apuesta no le sale nada mal: aunque iniciaba gira en Donostia, con un disco apenas divulgado, el aforo de la sala de Egia quedó prácticamente cubierto, y entre la masa había gente muy muy joven que obligaba a pensar que Ferreiro les ha conquistado en su etapa post-pirata. Por cierto, sus teloneros, los coruñeses Stereotipos, gustaron en Donostia, especialmente con Seis grados bajo cero y un tema que les ha regalado Quique González.
Arropado por su hermano Amaro, Ferreiro abrió fuego con sus nuevas composiciones y hubo quien ya había estudiado la lección -"una a una, cada día"- y coreó el tema que da título al último disco (Mentiroso, mentiroso ) y del primer corte (Toda la verdad ). De su disco de presentación en solitario, Las siete y media , triunfaron La distorsión y la espléndida Extrema pobreza ; del álbum Canciones para el tiempo y la distancia , sonaron eficaces SPNB , El viaje de Chihiro , Estrella de la muerte -"a mí me encanta, pero sé que tiene detractores", confesó el cantante- y la imprescindible Turnedo . Hubo dedicatoria a un habitual de su blog -vecino de Intxaurrondo, para más señas-, momento íntimo con los teclados y bises generosos, a voluntad del personal.
Poeta contundente y elegante, el músico de Vigo se vació en el concierto y trasladó la convicción que cobijan sus letras a su actitud en el escenario. Ahora que el mercado discográfico ha entrado en una crisis definitiva y las unidades de medida deben modificarse, Ferreiro puede estar satisfecho de lo que se intuía a la salida del concierto: entre las opciones A, B y C, 200 discos vendidos en una noche.
4 comentarios:
menudas fotos!
¡Gracias, maja!
Soy Alba (de nuevo)
qué casualidad, te agregué a flickr sin saber que estas fotos eran tuyas
soy ciudadana_a
quizá te suene
ciao!
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