21 febrero 2009

Viñetas irreverentes (I): 'Iker y el misterio de las cacaletras'


Una extraña flor de papel

Zunzarren, una nueva editorial radicada en Donostia, acaba de lanzar un divertido libro infantil -mitad cuento mitad cómic- pensado por Santos Bregaña, escrito por Raúl Nagore y dibujado por Guillermo Ganuza. Se titula Iker y el misterio de las cacaletras y está contado en forma de novela negra con algún que otro toque escatológico. Si tienes hijos, sobrinos o gente menuda cerca de ti, no dudes en comprarlo en tu librería más cercana porque acertarás de lleno. Al final del reportaje publicado en Noticias de Gipuzkoa puedes contemplar tres viñetas que dan fe del magnífico trabajo de ilustración que ha realizado Guillermo.
Si deseas información sobre el cuento puedes escribir a zunzarren@zunzarren.net o llamar al teléfono 943 46 83 44.

Raúl Nagore, Santos Bregaña y Guillermo Ganuza.


"¡Hola! Me llamo Iker y me he metido en el lío más espantoso. Alguien ha destrozado el jardín de la vieja bruja del barrio... ¡Y todos creen que he sido yo! Si quiero demostrar mi inocencia, tendré que convertirme en detective y desenmascarar al auténtico culpable. Sé que será muy difícil pero tengo un as en la manga, un misterioso confidente que me ayudará a resolver el caso: ¡Mi propio culo!"

Así reza la sinopsis con la que la editorial Zunzarren describe el argumento de su primera obra ilustrada, Iker y el misterio de las cacaletras , una historia a caballo entre el cómic y el cuento infantil aderezada con divertidas dosis de irreverencia y, sobre todo, de escatología, pues el protagonista del libro trata desvelar el enigma a través de las pistas que le dan sus propias heces.

génesis La idea original partió del responsable del estudio Laia, Santos Bregaña, que lleva años creando diseños para importantes figuras de la alta cocina. Entre sus logros más recientes figura el oscar del diseño que en 2008 le concedió el Art Directors Club de Nueva York por su trabajo para el restaurante Mugaritz, para el que ha diseñado la vajilla de porcelana, el logotipo, la papelería y los libros. "Llevamos años dedicados a la cosa gastronómica y pensamos que había llegado el momento de pasarnos al otro lado del tubo digestivo", bromea Bregaña para explicar la génesis de Iker y el misterio de las cacaletras .

Dos de sus más estrechos colaboradores, Raúl Nagore y Guillermo Ganuza, se encargaron de escribir la historia y de ilustrarla respectivamente, aunque los tres insisten en que el trabajo, fraguado en conjuras noctámbulas regadas con diversos caldos, es absolutamente colectivo. "Todos aportamos ideas para enriquecer el conjunto", asegura Raúl Nagore.

pedagogía El tono de la historia es eminentemente didáctico y el hilarante argumento no es más que una excusa para "despertar la curiosidad por las letras" entre los más pequeños, apunta Ganuza. Y parece que el libro, que ya ha empezado a distribuirse en los establecimientos de la ciudad, está conectando con el exigente público infantil. "Todos los padres que se lo han leído a sus hijos dicen que les ha gustado mucho. Cuando van al baño algunos niños incluso miran en el fondo de la taza para ver si hay alguna cacaletra ", dice Arantza Laspiur, compañera de Bregaña.

Si para el dibujante Guillermo Ganuza lo difícil fue ilustrar la acción "de forma fluida y clásica", el reto del guionista consistió en "escribir para críos". "Nunca lo había hecho y todo me sonaba demasiado tonto o complicado, así que al final optamos por contar la historia al estilo de Dashiell Hammett, cambiando el whisky por los bollos y el coche por el patinete", recuerda Nagore. "Es una novelita negra", añade el editor, aunque a juzgar por los excrementos de tinta que aparecen en sus páginas, quizá deberían hablar de "novela marrón oscuro".

subversión Bromas al margen, Santos Bregaña sostiene que los toques subversivos no están introducidos en la historia de manera "voluntariosa", sino del modo más natural. "Y si analizas la historia de los cuentos infantiles, no hace tanto que se volvieron políticamente correctos. Las historias clásicas de toda la vida son bestiales", subraya. "No nos hemos censurado ni hemos pensado para nada en la corrección política", agrega Ganuza. Los elementos escatológicos, sin embargo, están tratados con muy "buen gusto". Igual que la exquisita edición de un libro que probablemente vea futuras entregas y que, según opinan sus autores, es como "una flor rara" en el jardín de los cuentos para niños.


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