17 febrero 2010

Restauración de un icono de Pasaia



Desde que era un crío y mis padres me llevaban de paseo a Puntas de San Pedro, siempre me atrajo fuertemente esa enorme embarcación encallada en el viejo astillero. Muchas veces me pregunté qué hacían allí varados ese buque y su gran chimenea negra aparte de acumular herrumbre. La respuesta llegó ayer, por sorpresa y en forma de rueda de prensa, donde nos enteramos de que la draga Jaizkibel, botada en 1933 y retirada en 1984, será sometida en breve a un proceso de restauración que le devolverá el esplendor de antaño. A continuación podéis leer el reportaje publicado en Noticias de Gipuzkoa y ver las fotos que saqué ayer mismo por la mañana.

El profundo sueño de la draga 'Jaizkibel'

Para muchos habitantes de Pasaia y también para sus más asiduos visitantes, la draga Jaizkibel siempre estuvo ahí, varada en el astillero Ondartxo de San Pedro y acumulando escamas de óxido. La nave que durante más de medio siglo fue utilizada para limpiar de fango, piedras y arena el fondo del puerto, lleva sumida en un profundo sueño desde 1984, el año en que fue retirada de la circulación. Desde entonces, el desencuentro entre la antigua Junta del Puerto y las instituciones vascas hizo que el barco cayera en el olvido y a punto estuviera de ser subastado y desguazado.

La embarcación se vio salvada por la campana en 1992 cuando fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento por la Junta de Patrimonio del Gobierno Vasco. La propuesta fue iniciativa del Museo Naval, centro ubicado en Donostia y dependiente de la Diputación de Gipuzkoa, que no cejó en su empeño de proteger el patrimonio industrial del país.

El paso del tiempo y la exposición de la nave a las inclemencias climatológicas ha provocado el progresivo deterioro de la misma. Sin embargo, la historia tendrá, afortunadamente, "final feliz", en palabras del viceconsejero vasco de Cultura, Antonio Rivera, que ayer se reunió con Mª Jesus Aranburu, diputada foral de Cultura, y Miguel Buen, presidente de la Autoridad Portuaria, en cuya sede tuvo lugar la rueda de prensa donde anunciaron la firma de un acuerdo interinstitucional.

El acuerdo En virtud del convenio suscrito, la Jaizkibel será restaurada y acondicionada para que el público pueda visitarla y conocer cómo funcionaba la draga que limpiaba el fondo del puerto para que se pudiera circular sin dificultad. Desde que fue llevado a tierra, el barco no puede navegar debido a su deterioro.

Los trabajos, que se iniciarán en breve e incluirán la rehabilitación del carro utilizado para la botadura de buques desde Ondartxo, tendrán un coste cercano a los 440.000 euros, de los que 240.000 serán aportados por la Autoridad Portuaria y el resto por la Diputación guipuzcoana y el Gobierno Vasco a razón de 100.000 euros cada institución.

Singularidades de la draga La nave fue construida en los astilleros Euskalduna de Bilbao, donde tuvo lugar su botadura el 3 de noviembre de 1933. Es una draga de 60 metros de eslora del modelo "rosario", llamado así debido a la escala que soporta una cadena sin fin que porta los cangilones o cazoletas de acero que excavan los fondos a la vez que extraen los sólidos que se quieren limpiar.

Buen destacó que el casco del barco es de acero con chapas remachadas y no soldadas, un caso casi único en la costa cantábrica. De hecho, la única draga de similares características en Euskadi está en Bizkaia pero no está declarada bien cultural.

Los trabajos La restauración está siendo dirigida por un ingeniero de la Diputación y otro de la Autoridad Portuaria. Según informó Miguel Buen, se adjudicarán los trabajos a distintas empresas en función de sus características. Lo más inminente será la colocación del rosario de cangilones y el traslado de las dos grandes ruedas dentadas que, con 22 toneladas de peso cada una, servían para mover la cadena. Dichas piezas descansan en un almacén del puerto. Los motores de la draga, en cambio, obran en poder de la Diputación, que los cederá para su exposición "en algún espacio" de La Herrera.

También se refirió a la necesaria recuperación de los elementos metálicos, al saneamiento de la pintura -que será especial para proteger el casco-, y a la reparación de la chapa, muy deteriorada. No podrá recuperarse la antigua grúa de la embarcación, que desapareció sin que se conozca su paradero. Aranburu descartó construir una reproducción de la grúa porque "la restauración debe ser fiel al original".

Visitas La diputada de Cultura cifró en cinco meses la duración de las obras, que comenzarán "de inmediato", como muy tarde, en marzo. Que la draga sea visitable es sólo cuestión de tiempo y de ver cómo encaja en el Centro de Conservación de Patrimonio Naval que la Diputación abrirá en Ondartxo a partir de Semana Santa y del que dará más detalles la próxima semana. Buen sí apuntó que las bodegas se cerrarán para evitar riesgos y que la única zona accesible será probablemente la cubierta, a la que "no podrán subir grandes grupos" porque el barco tiene una altura de unos diez metros.

Cuando la draga Jaizkibel despierte de su letargo de un cuarto de siglo, la ya de por sí hermosa bocana del puerto contará con un atractivo más que asombrará a propios y extraños.









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