'Aristócratas' del folk
BAUTIZARON su banda en homenaje a los dos estafadores que interpretaban piezas de Shakespeare en Las aventuras de Huckleberry Finn, la afamada novela de Mark Twain. Son Simone Felice (el duque) y Bobbie Bird (el rey), que llegaron cabalgando desde Nueva York junto a sus dos escuderos, también músicos y prodigiosos cantantes: la violinista Simi Stone y el batería Reverend Loveday.
Como los personajes de Twain, The Duke and The King tienen algo de irresistibles embaucadores y su pose roza lo teatrero. Su folk salpimentado con soul, americana, pop e incluso una pátina de glam, es un canto al (des)amor entonado de modo ameno, divertido y hasta irreverente: pueden deshojar los pétalos de una balada desgarradora y poco después danzar un vals beodo o gritar insistentemente el alarido de guerra del concierto del jueves (de la semana pasada) en Lugaritz. "¡Riojaaa!". No por la comunidad autónoma, sino por el vino...
De su debut, Nothing gold can stay (2009), rescataron melodías bellas y melancólicas como If You Ever Get Famous, Union Street, Suzanne o Summer Morning Rain. Y no olvidaron algunos de los clásicos que más veneran, como Helpless (Neil Young), The Dark Side of the Moon (Pink Floyd) o Something in the Way (Nirvana), todos escorados hacia el folk e interpretados con paz, amor y muy buen rollo. Tanto que al final bajaron del escenario y repartieron besos y abrazos entre el público.
Larga vida, pues, al duque Simone, antiguo miembro del grupo Felice Brothers que ahora galopa junto a tres nuevos y aristocráticos hermanos con los que no comparte sangre pero sí mucho ingenio y una misma concepción fraternal de la música.
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