
Barcos al sol y sombra






El responsable de la discográfica, Ritxi Lizartza, apuntó en la presentación de hace unos días que los cuatro miembros (perdón) del grupo han regresado con "letras maliciosas, provocadoras y guarras". Como la música, que de nuevo incide en las guitarras abrasivas y, sobre todo, veloces. Además, el combo de porno punk más famoso a este lado del Bidasoa ha hecho algunos guiños a la música surf, al rock y al hardcore.
Sólo hay que echar un vistazo a los títulos de las canciones -¡¡Quiero que te corras ya!!, Jóvenes viciosas en el instituto , Ella se alimenta de esperma , Vas a probar mi puño - para percatarse de que el sexo lo salpica todo (perdón de nuevo) en este trabajo del dionisiaco cuarteto.
Con los rostros ocultos por varias caretas, Spartakus (bajo), Juan Jolmes .G (guitarra y voz), Ion Stagliano (batería) y Bertto Siffredi (guitarra) recordaron que "el sexo libre y sin tapujos" inspira sus letras. No cabe duda de que ellos prefieren dejar las metáforas para otras bandas. Son capaces de hacer símiles literarios como "Con el rifle bien cargado / lameremos tu interior, auhh / hasta lograr tu rendición", pero no titubean al cantar "Abre tus piernas / Hey! Dilata bien tu culo / Vas a sentirlo / Hey! Vas a probar mi puño".
"Intentamos que la música sea rápida y cerda, con melodías pegadizas que se te quedan en la cabeza y que hacen que tengamos un montón de fans que luego canturrean los temas cuando hacen el amor con sus mujeres", espetó Jolmes .G, antes de añadir: "El ritmo de las canciones de Discípulos está diseñado para lograr un mayor placer sexual en la cama. Si consigues escuchar el disco entero es como el sexo tántrico, que al final desemboca en un gran éxtasis".
otros vicios En el disco también hay lugar para otros vicios que resultarían menos lúbricos si no se mezclaran con el sexo: el cine y la gastronomía. En lo referido al Séptimo Arte hay homenajes a Bruce Lee , Traci Lords y Corazón Salvaje en las canciones homónimas -la última incluso reproduce el mítico "Fóllame" que Willem Dafoe le espetaba a Laura Dern en el filme de David Lynch-. La comida (perdón por última vez) aparece glosada en temas como Pintxos o Ella se alimenta de esperma , en la que la protagonista rechaza los manjares de Arzak o Adriá porque prefiere otros alimentos.
El pasado sábado día 13 eyacularon su disco en vivo en el Bukowski de Egia.
donostia. Galardonado recientemente con el Premio Nacional de Narrativa y con el Planeta, Juan José Millás (Valencia, 1946) recaló ayer en el centro cultural Okendo de Donostia para charlar con sus lectores de su último trabajo, 'Los objetos nos llaman'.
¿De dónde ha salido Los objetos nos llaman ?
No es producto de los últimos meses sino de los últimos diez años. Los cuentos se van escribiendo a lo largo del tiempo y con suerte acaban formando un volumen. Digo con suerte porque no considero un libro aquel en el que simplemente se han cosido una serie de cuentos. En un verdadero libro de cuentos éstos tienen que estar relacionados entre sí y formar una arquitectura. El sueño de un libro de cuentos es ser una novela secreta.
¿Cómo nació?
Hace diez años soñé este libro. Lo concebí en la cama, en esa zona que está entre la vigilia y el sueño, un lugar que a mí me gusta cultivar porque es muy creativo. Ahí se me han ocurrido estupendas ideas y he resuelto situaciones de novelas que tenía atascadas. Hay una gran relajación muscular y se sueña pero donde los sueños todavía se pueden someter a algún control.
¿Qué objetos le llaman?
Hay objetos que siempre me han parecido llamativos. Los zapatos, por ejemplo, me han inquietado mucho. Sobre todo, el zapato clásico, negro, de cordones. Me ha parecido un pequeño ataúd donde se mete un casi muerto. Los pies tienen algo de cadáveres. Las soperas me parecen artefactos muy amenazadores pero, en general, no son objetos sobre los que haya un juicio previo. El objeto es el que te reclama y el que dice mira qué interesante o qué repugnante es. Esos objetos son cotidianos, los hace extraños el modo en el que te acercas a ellos. En algunas reseñas que han aparecido sobre el libro se habla con frecuencia de la facultad de Millás de ver lo misterioso en lo cotidiano. Y no estoy de acuerdo porque lo que intento es ver que lo cotidiano es en sí mismo misterioso. Cuando era pequeño tenía un profesor que cuando me veía con cara de despiste decía que parecía que había visto un cerdo volando. Entendiendo que la cosa más rara que podemos ver es un cerdo volando. Yo pensaba que un cerdo no necesitaba alas para ser raro.
¿Se va a sorprender su lector habitual con este libro?
No estoy seguro de que el lector habitual lea habitualmente. Cuando me acerco a un autor que ya conozco no lo leo con la misma mirada. Es difícil que yo me ponga en los zapatos de un lector que me sigue.
Pero para eso sirven los encuentros...
Son encuentros donde el lector aparece con rostro porque habitualmente es un ser sin rostro sin sexo, ni edad... Estos encuentros son útiles para el escritor porque se responde al mensaje que has lanzado. Yo trabajo muy solo y tengo pocas referencias. Las tengo cuando acabo un libro y empiezo a viajar y por eso agradezco mucho esto de la promoción. Me parece indecente quejarse porque es un momento en el que se tiene la oportunidad de visitar el exterior. Cuando llevas dos años con una novela tienes muy poco contacto y los escritores necesitan el reconocimiento o la repulsa.
En su caso se trata más de reconocimiento. ¿Se siente en una elite tras recibir el Planeta y el Premio Nacional de Narrativa?
Lo importante para el escritor es saber que su sitio está en su mesa de trabajo en la que está solo. Estos premios son mejores para los libros que para mí. Lo cual está muy bien porque dan vida a los textos en un momento en el que los libros no duran nada en la mesa de novedades. Hay algunos que ni siquiera pasan por ella. Que los focos permanezcan sobre un libro tanto tiempo como han permanecido sobre El mundo o Los objetos nos llaman es fantástico. Sobre todo, porque tienes la sensación de que vives en un mundo donde no duran nada. Una de las cosas que echo de menos de cuando era joven es que entonces los libros duraban mucho tiempo. Las tiradas, a lo mejor, eran menores pero la gente se pasaba los libros... Ahora no duran nada pero no sólo pasa con los libros, también con el cine. Es muy dramático ver cómo las películas desaparecen a la semana de haberse estrenado. Hay zonas de la cultura que han entrado en una rotación infernal. Eso provoca, no en mí porque he estado defendido de esas cosas, una frustración muy grande.
¿En qué más han cambiado las cosas?
Cuando yo empecé a escribir era muy difícil publicar pero si lo conseguías tenías la garantía de que te leería la gente que te tenía que leer. Si tu libro era de 700 lectores, llegaría a esos 700 lectores. Ahora es muy fácil publicar pero no tienes la garantía de que llegue ni siquiera a aquel al que tendría que llegar y eso es más frustrante que no publicar. Es más frustrante publicar y que a la semana el libro sea tragado por un agujero negro y que no se entere ni tu padre. Mientras no lo haces tienes la esperanza de que el día que se publique causará algún efecto.
¿Y por qué dice que usted se defendió de eso?
Yo me defendí bien porque puse el acento en el hecho de escribir. Cuando algún joven se acerca a mí para decirme que quiere escribir le digo que tiene que decidir si quiere escribir o ser escritor. Si lo que quiere es lo segundo, que se retire. Si se quiere escribir hay que escribir y, a lo mejor, como efecto secundario, se convierte en escritor. Pero no es preciso. Cuando empiezas un libro tienes que terminarlo con la posibilidad de que luego no lo quiera publicar nadie. Pero no importa. Yo me defendí de los sucesos externos sabiendo que lo importante era el hecho de escribir y que todo lo demás si se daba, se daría por añadidura.