De nieve, huracán y abismos
Fecha y lugar. 6/02/2009. Victoria Eugenia. Donostia. Intérpretes. Antonio Vega (guitarra, voz), Jorge D'Amico (guitarra), Alberto Zapata (guitarra), Luismi Baladrón (bajo), Basilio Martí (teclados), Toni Jurado (batería). Incidencias. El concierto fue grabado para la futura edición de un CD-DVD sobre la gira.
De nieve. Es poco habitual que grupos y solistas quemen sus grandes éxitos en los primeros minutos de una actuación, pero ésa es la táctica por la que optó Antonio Vega el viernes en un Victoria Eugenia que rozó el lleno. Muy seguro tiene que estar el músico madrileño de la solidez de todo su repertorio para ventilarse en la media hora inicial hits como Elixir de juventud, El sitio de mi recreo o Se dejaba llevar, tres de los más esperados por la audiencia. De ese modo trató de romper el hielo y caldear el ambiente sin necesidad de juegos preliminares, aunque lo suyo le costó conectar con un publicó rayano en lo gélido, que no terminaba de entrar en el concierto y que ni siquiera coreó el himno de Nacha Pop, La chica de ayer, el último de la noche. "¡Genio!", le gritaron desde la platea en más de una ocasión.
Huracán. La introspección de los primeros temas quedó desterrada cuando Antonio Vega y su habitual banda decidieron escorar el concierto hacia una vertiente mucho más eléctrica. Dice el artista que las próximas canciones que salgan de su pluma no tendrán tanto texto, sino que estarán forjadas a base de un mayor número de desarrollos musicales e instrumentales. Esa querencia por el rock cuasi sinfónico, con abundantes solos y progresiones dilatadas, se ejemplificó claramente en Donostia, donde creaciones como Océano de sol, Caminos infinitos, Lucha de gigantes o Lo mejor de nuestra vida sonaron enérgicas, cañeras y huracanadas, gracias al vendaval de decibelios desatado por las tres guitarras eléctricas que había en escena. Lástima que, al menos a las primeras filas, el sonido llegara un tanto distorsionado y en ocasiones apagara la voz de Vega.
Y abismos. La siempre evocadora figura del abismo puede funcionar como metáfora de una carrera salpicada de altibajos personales y excesos que han dejado marcas indelebles en su rostro y en su puesta en escena. Canta Antonio con la cabeza gacha, las greñas cubriendo sus ojos de animal asustado y una dicción manifiestamente mejorable. Y pese a todo, algo guarda en sus entrañas que, volcado al exterior, deviene en acontecimiento único y verdadero. Antonio Vega lleva tiempo sentado al borde del precipicio, sí, pero sus seguidores no tienen intención de dejarle caer. Pasan los años y permanecen a su lado, dándole apoyo y disfrutando del paisaje. Al fin y al cabo, los abismos carecerían de sentido si uno no pudiese asomarse a ellos para deleitarse con su peligrosa belleza.
"Quiero rodear mi trabajo de un halo positivo"
La gira de teatros de Antonio Vega recaló en el Victoria Eugenia de Donostia, donde actuó acompañado por Jorge D'Amico (guitarra), Alberto Zapata (guitarra), Luismi Babladró (bajo), Basilio Martí (teclados) y Toni Jurado (batería)
Probablemente, esta mañana el lacónico Antonio Vega se ha levantado con el pie izquierdo. Lograr que conteste a las preguntas con respuestas de más de diez palabras resulta una auténtica proeza. La suya es una de las plumas más personales y singulares del pop español, pero por teléfono su voz suena cansada, con pocas ganas de conversar sobre el pasado, el presente y el futuro. Avanza, eso sí, que en pocas semanas comenzará a ensayar los temas de su próximo álbum, el siguiente después de 3.000 noches con Marga , publicado en 2005 tras la muerte de su compañera.
¿Puede avanzar algo sobre cómo sonará el nuevo Antonio Vega?
Incluirá más desarrollos musicales e instrumentales, sin tanto texto. Tenderá un poco más hacia el sinfonismo.
¿Supondrá una vuelta de tuerca? Usted siempre le ha dado más importancia a la letra que a la música...
No, no será un cambio tan radical, sino un modo de proyectar mis temas de modo ligeramente distinto, de manera que haya menos sitio para el texto y más para la música. Quizá sea un legado más sinfónico.
Curiosamente, '3.000 noches' finalizaba con un tema instrumental. ¿Una especie de anticipo?
Quizá vayan por ahí los tiros. En ese disco había otros dos temas, Caminos infinitos y Cada sombra en la pared , que pueden ser una pista sobre lo que haré en el futuro.
Su último disco sorprendió a muchos por su luminosidad. Después de la muerte de su compañera, algunos esperaban un trabajo más oscuro.
Es posible que por un afán de superación y por la necesidad de afrontar las cosas, el disco acabara teniendo un tono positivo. Yo quiero que todo mi trabajo esté rodeado de un halo positivo y de posibilidades de triunfo. Eso es un reto para mí también, porque tengo que estar en forma físicamente, debo estar preparado para todo lo que venga.
¿Percibe el respeto del público que mayoritariamente le considera uno de los mejores compositores del pop español?
Por supuesto que se percibe, muy profundamente además. El público lo demuestra muy claramente y hay momentos de silencio sepulcral en los que apenas se oye respirar a la gente.
¿Cómo definiría su evolución como letrista?
He ido encontrando mi forma de escribir y de expresarme, de ordenar las palabras a la hora de contar y decir las cosas. Es importante, porque el castellano es un idioma difícil para escribir con soltura.
¿Cómo le resulta más 'fácil' escribir? ¿Desde el dolor o desde la felicidad?
De una forma u otra, no hay demasiada diferencia.
¿Y hay alguna canción de su repertorio que preferiría no haber escrito por la situación que la originó?
Todas para mí ocupan la posición de canción favorita, todas tienen algo especial para ser elegidas la mejor. Cada una tiene su mundo, su historia.
Las quiere a todas por igual.
Da la sensación de que hay canciones que siempre provocan más cosas, como Anatomía de una ola o El sitio de mi recreo . Son temas que parecen decir más de lo que dicen en realidad...
Y son principalmente los que la gente le pide con más entusiasmo. ¿No existe el peligro de cansarse?
En absoluto, todo lo contrario: me halaga mucho que me los pidan y siempre me apetece mucho tocarlos.
¿Pesa la etiqueta de autor maldito?
Siempre me he rodeado de amigos y mi sentido del humor siempre ha sido muy agudo. Nunca me he considerado un autor maldito. Todo lo contrario, soy una persona positiva a tope, aunque a veces en la vida ocurren cosas fuertes que te marcan. Pero también me han marcado cosas muy buenas.
¿No se ha planteado escribir un libro de poemas o de memorias?
Llevo un año escribiendo un libro de memorias, tengo mucho avanzado pero aún me queda bastante, porque trato de recordarlo todo, para que no se me pierda nada.
¿Es usted nostálgico?
Me gusta recrearme en el pasado pero siempre miro hacia adelante.
¿Cómo ha terminado su reciente 'vuelta al ruedo' junto a Nacha Pop?
Ha sido un poco extraño, porque aunque el público ha respondido muy bien y ha sido un reto volver a tocar nuestros temas, yo he tenido la sensación de estar aparcando un poco mi proyecto en solitario, y eso no me ha gustado mucho. Quiero seguir con mi carrera en solitario y no perder ni un solo minuto.
Los 80 llevan volviendo desde hace 15 años. ¿No resulta fatigoso ese insistente gusto por el 'revival'?
Pues sí, porque la verdad es que hay muchas cosas que hacer, muchas cosas nuevas por descubrir. Siempre he pensado que cualquier tiempo pasado no fue mejor y que los buenos tiempos están por llegar. Es una cuestión de trabajo y de fe.
2 comentarios:
excelente crónica y fotos.
Buena crónica.
Me quedé con las ganas de escuchar mejor su voz.
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