09 febrero 2009
Concierto de Mogwai en el Kursaal
Ábrete de orejas
Fecha y lugar. 7/02/2009. Donostia. Sala de Cámara del Kursaal. Mogwai. John Cummings (guitarra, teclados, ordenadores), Stuart Braithwaite (guitarra), Martin Bulloch (batería), Barry Burns (guitarra, teclados, ordenadores), Dominich Aitchison (bajo). The Errors. James Hamilton, Stephen Livingstone, Greg Paterson y Simon Ward. Incidencias. Todas las entradas estaban vendidas desde hacía varios días. The Errors ejercieron de teloneros durante tres cuartos de hora, hubo un descanso de 30 minutos y la actuación de Mogwai casi alcanzó las dos horas.
UNA apisonadora musical llamada Mogwai acaba de arrasar en varias ciudades españolas. El sábado pasó por Donostia y reventó -literal y figuradamente- la Sala de Cámara del Kursaal, lo cual no deja de sorprender a juzgar por los ritmos que facturan, pues no hacen, como reza el título de uno de sus discos, "música feliz para gente feliz". Más bien cabría decir que su oscura propuesta post-rock no es apta para todos los públicos y que para disfrutar de ella se recomienda una cierta apertura de orejas. Aunque ello implique introducir más decibelios de la cuenta en los pabellones auditivos del respetable.
La fama de su descarnado directo precede a los escoceses y por si las moscas algún espectador llevó tapones para los oídos. La cosa, sin embargo, no pasó a mayores. La ejemplar acústica de la sala reprodujo de manera excepcional la potencia que la banda liberó de su arsenal de amplificadores y sólo rozaron el umbral del dolor en los temas de la traca final, Like Herod, Batcat, New Paths To Helicon (part I) y We're no here. Antes habían repasado buena parte de su último álbum, The Hawk Is Howling (2008), y piezas sueltas de Mogwai Young Team (1997), Come On Die Young (1999), Happy Songs for Happy People (2003) y Mr. Beast (2006).
Decir que la música es algo vivo puede resultar una perogrullada, máxime si nos referimos a música interpretada en directo. Sin embargo, tal afirmación cobra un sentido más revelador y orgánico en el caso de Mogwai, cuyas canciones parecen seguir un ciclo vital similar. Suelen nacer tranquilas e inofensivas, con una intro de guitarra o piano que muta en un prometedor crescendo, y en su adolescencia la canción se revela descarada, imprevisible, hasta vivir una madurez llena de estallidos y bucles de rabia sónica -con quiebros y requiebros, clímax y anticlímax- e imponentes muros de guitarra que sólo se aplacan cuando la composición envejece y nuevamente se torna dócil.
Escuchar a Mogwai es vivir el ruido como experiencia y asomarse a paisajes sonoros que unas veces rozan la estridencia y otras la delicadeza sublime. Su música sugiere estados de ánimo contrapuestos e invita al oyente a adentrarse en atmósferas densas y desasosegantes. Como las que el grupo de Stuart Braithwaite desplegó en Precipice, Scotland's Shame, I Love you I Want to Blow Up Your School o Hunted by a Freak, el único tema en el que hicieron algo parecido a cantar con efectos especiales incluidos.
El concierto concluyó en apoteosis, Mogwai abandonó el escenario en mitad de la distorsión y cuando encendieron las luces el silencio parecía ensordecedor.
MOGWAI
Donostia, 7/02/09
Precipice
Friend of the Night
Scotland’s Shame
Christmas Steeps
I Love you, I want to blow up Your School
Ithica
I’m Jim Morrison, I’m Dead
Hunted by a Freak
Thank you Space Expert
I Know you are but what Am I
Like Herod
Batcat
New Paths To Helicon Part I
We’re no here
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
"ciclo vital", "bucles de rabia sónica", "muros de guitarra". joder, juan te has lucido, me encanta esta crónica, muy buena, muy precisa y muy bien escrita. Qué pena que no pude ir. Hoy me desquito con Tindersticks.
ole! muy guapo! y las fotos!
Concierto brutal!! Lastima que el sonido fallara un poco...
Gracias a todos, majos.
JOder, anónimo. ¿Crees que falló el sonido? A mí precisamente me pareció que fue uno de los puntos fuertes del concierto. Tratándose de Mogwai, habría sido desastroso un sonido chungo... Me gustó mucho porque a pesar de los momentos de intenso ruido era posible apreciar todos y cada uno de los matices que proporcionaban los distintos instrumentos.
Un concierto para repetir...
Publicar un comentario