No cabalgan solos
Los canadienses dividieron la función en dos partes claramente distintas y el primer set lo dedicaron a sus canciones más recientes, agrupadas por una suerte de proeza o locura -según se mire- que consiste en autoproducir cuatro discos en 18 meses. El proyecto se llama The Nomad Series y su tercera entrega, Sing in my Meadow, ha visto la luz hace escasas semanas. Precisamente la pieza que da título a ese álbum abrió el concierto en el que después también se escucharon A Bride's Price, Continental Drift, 3rd Crusade y Late Night Radio, que sonaron mansas en unas ocasiones y salvajes en otras, siempre introducidas por la risueña Margo Timmins, adicta a las rosas rojas y las infusiones.
De Demons, el segundo volumen que incluye solo temas del fallecido Vic Chesnutt, interpretaron la bella See You Around -la canción predilecta de la dicharachera Margo, según confesó ella misma-, mientras que del primer disco de la serie nómada eligieron la homónima Renmin Park, que hizo temblar de emoción al público con solo tres elementos: la voz de la pelirroja cantante, la guitarra acústica de su hermano Michael y la evocadora mandolina del artista invitado Jeff Bird, que por una vez no sonó electrificada como en el resto del concierto. Acto seguido, a modo de transición, el trío accedió a la petición que un fan había formulado en el foro de la web de Cowboy Junkies y tocó To Love Is to Bury, extraída del célebre The Trinity Session (1988).
Aquel trabajo -grabado en una iglesia durante 24 horas y con un solo micro de ambiente- incluía una gloriosa versión de Sweet Jane que en su día Oliver Stone coló en la banda sonora de Asesinos natos (1994) y que antes de ayer inauguró la segunda parte de la actuación, con sonidos eminentemente velvetianos primero y con una interpretación hipnótica después. Le siguió Me and the Devil de San Robert Johnson y otras joyas del Trinity como la balada Misguided Angel o el blues Working on a Building. Enfilado el final, Good Friday dio paso a una soberbia y celebrada versión del Don't Let It Bring You Down de Neil Young.
En los bises homenajearon de nuevo a Chesnutt con la maravillosa Wrong Piano y se despidieron, sobrecogedores, con otra delicada ración acústica de voz, guitarra y mandolina. Los acordes de la mítica Powderfinger, también del compatriota Young, rubricaron la sobresaliente actuación de un grupo que, tras 25 años de coherencia y buena música, merecería ser mucho más (re)conocido y cabalgar junto a un número mayor de espectadores.
Publicado en Noticias de Gipuzkoa el 12 de noviembre de 2011.
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