09 noviembre 2009

Concierto de Kings of Convenience en el Victoria Eugenia


Dependence day

Fecha y lugar. 8/11/2009. Donostia. Victoria Eugenia. Intérpretes. Eirik Glambek Bøe (voz, guitarra), Erlend Øye (voz, guitarra, piano), Davide Bertolini (bajo) y Tobias Hett (viola). Incidencias. Lleno total y absoluto en la segunda visita de los noruegos a Donostia. Tras el concierto, Erlend ejerció de pinchadiscos en el Victoria Café.

SORPRENDE que buena parte de las nueve acepciones de la palabra "dependencia" tenga connotaciones peyorativas según el diccionario de la RAE. Tal es el caso de "subordinación a un poder mayor" o "necesidad compulsiva de alguna sustancia, como alcohol, tabaco o drogas". Más amables suenan "relación de origen o conexión" y "situación de una persona que no puede valerse por sí misma"; este último significado puede parecer negativo a priori, pero no lo es tanto si se entiende en una clave más luminosa.

Es lo que ha hecho el dúo noruego de moda al bautizar su tercer y reciente álbum Declaration of Dependence. El título es una rotunda reivindicación de la necesidad del otro en estos tiempos de individualismo desaforado en los que, a juicio de muchos, se antoja más moderno el antónimo "independencia", ya sea éste aplicado al terreno personal, laboral o -imposible olvidarlo en este nuestro terruño- al ámbito político. Kings of Convenience se inclinan por la dependencia mutua, al menos afectiva y artística, y de ello dieron buena muestra en su hermoso concierto del sábado en el Victoria Eugenia.

Eirik Glambek Bøe y Erlend Øye inauguraron la velada con tres canciones del último trabajo que luego irían repasando casi al completo. "Oh, hay una pequeña parte de mí en tu interior", cantan, cual almas gemelas, en Me in You. Tras participar por separado en proyectos al margen del grupo, han vuelto al estudio -no grababan desde 2004- demostrando cuánto dependen el uno del otro; tanto que hasta se intercambian las guitarras en algunos instantes. La primera parte del set, que entre otras incluyó perlas como My Ship Isn"t Pretty, I Don"t Know What I Can Save you From o Power of Not Knowing, fue la más minimalista y la más contenida, con esas bellas y desabrigadas melodías que susurran a dos voces y que a los más críticos les parecen demasiado lineales.

En directo suenan fieles a sus grabaciones, pero estos discípulos aventajados de Simon & Garfunkel -imposible obviar la referencia- son mucho más divertidos, gracias, sobre todo, al papel de entertainer que ejerce el desgarbado Erlend. Sus chistes y excéntricos bailes llegaron en Singing softly to Me/The Girl From Back Then, donde después de pedir que encendieran las luces para ver mejor a la audiencia, bajó al patio de butacas, flirteó con los espectadores y terminó tocando el piano en plan jazzman alocado.

Tras Homesick y Know how, entraron en escena un violista y un contrabajista que con sus arreglos, sus solos y sus pizzicatos añadieron otros matices al toque de bossa nova que tan bien manejan los escandinavos. Así, el cuarteto fue desgranando temas como Stay Out of Trouble, Miss Cold, Toxic Girl y Rule My World, que empezó como "una canción política" y sorprendentemente concluyó con aires de música disco. En Boat Behind, que combinó los ritmos zíngaros con unas gotas de reggae, se visualizó mejor otra dependencia, la que estos monarcas de la comodidad tienen respecto a su público. Primero hicieron que la gente se levantara y se acercara a las primeras filas y en su single por antonomasia, Misread, invitaron a medio centenar de personas a sentarse con ellos sobre el escenario.

Con el auditorio completamente a oscuras, volvió a sonar la maravillosa versión del Waiting in Vain de Bob Marley donde, como en el concierto que ofrecieron en la Zurriola durante el Jazzaldia de 2008, Erlend imitó con su boca el sonido de una trompeta. I rather dance volvió a darle una excusa para desplegar sus insólitas danzas y originar incluso una pequeña conga de espectadores sobre las tablas. Con Renegade, el único bis de la noche, finalizó una deliciosa jornada que bien podría haberse llamado "el día de la dependencia".

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