24 noviembre 2009

Concierto de Lady Dottie & The Diamonds en Larratxo



'Superabuela' entre el cielo y el infierno

Fecha y lugar.
21/11/2009. Centro cultural de Altza (Larratxo). Intérpretes. Lady Dottie (voz y pandereta), Joey Guevara (teclados, armónica y voz), Stephen Rey (bajo), Nathan Beale (guitarra), Richard T-Bone Larson (batería). Incidencias. Lleno absoluto.

LA biografía de Lady Dottie es tan impactante o más que su música. Nacida en Alabama con el nombre de Dorothy Mae Whittset, trabajó en los campos de algodón y tomó contacto con la música en el coro gospel de su iglesia. Durante años, simultaneó su profesión de cocinera en hoteles y moteles con la de cantante. Su currículo reza que ha sido corista de luminarias como Little Richard, Ray Charles, Ottis Redding, Sam Cooke, Rolling Stones y AC/DC. ¿Quién da más? Ahora, alejada de los fogones y afincada desde hace alguna década en San Diego (California), Lady Dottie parece caminar en dirección opuesta a la jubilación y vive una segunda juventud musical.

El sábado lo demostró sobradamente con el huracanado concierto que ofreció en Larratxo, barrio donde presentó su debut discográfico... ¡a los 66 años! Se arrojó al escenario embutida en una blusa incapaz de contener su desmesurado busto y lució tejanos piratas, medias de rejilla y botas de tacón. Con dos ovarios. Al margen del estilismo, cuando Lady Dottie hizo sonar su negra voz, dejó claro que la suya es una propuesta incendiaria y que los leños con los que aviva el fuego de su música proceden de diversas especies: del gospel al rock and roll, pasando por el soul, el blues, el rhythm & blues, el garage el rockabilly y hasta el punk. Un abrasivo viaje sonoro entre el cielo y el infierno.

A diferencia de lo que suele ocurrir cuando un vocalista acumula exceso de carisma, la superabuela de Alabama no eclipsó a su banda, sino que se complementó con ella a la perfección. The Diamonds, un combo de blanquitos californianos que ha sabido asimilar genialmente las enseñanzas de sus mayores, sonaron furiosos, desaforados y enérgicos, con mención especial para el talentoso guitarrista Nathan Beale y para el hombre orquesta con muleta, Joey Guevara, capaz de cantar, tocar el teclado y la armónica casi a la vez.

Hubo guiños a grandes grupos -The Sonics, Creedence Clearwater Revival, Steppenwolf- y también sonaron algunos cañonazos propios como I Ain"t Mad at Ya. Insuperable. Durante casi dos horas, Lady Dottie no paró de agitar la pandereta con el mismo énfasis con que el exorcista usa el hisopo para lanzar agua bendita sobre el poseído. "Danzad, danzad malditos", parecía espetar a una audiencia obediente, excitada y entregada al baile. Hacia el final, en la obligada Proud Mary de la Creedence, Lord Bishop, que horas antes había eyaculado su sex rock en calidad de telonero, subió a escena, berreó y lanzó sus casi dos metros y más de cien kilos sobre el estupefacto y sudoroso público: fue como si cayeran sobre los espectadores dos obispos -Uriarte y Munilla, por ejemplo- en lugar de uno.

La frenética y bien sonorizada actuación programada por la asociación Buenawista Prollekzioms terminó con una pregunta que, como su respuesta, está flotando en el aire, amigos. ¿Cuál es el problema para que no se organicen más bolos de calidad y a precios populares en Larratxo?


20 noviembre 2009

Concierto de Evan Dando en Gazteszena


Caramelo acústico

CUENTAN que antes del concierto del miércoles le vieron extraviado por el barrio donostiarra de Egia en dirección al camposanto de Polloe. Genio y figura este Evan Dando, que después intentó acceder a la sala Gazteszena por la puerta equivocada y a punto estuvo de echar abajo a golpe de empellón la cristalera cercana a la barra del bar. Buen rollo, no obstante.

Su compinche Chris Brokaw ejerció de telonero con un solitario set de guitarra eléctrica y luego el líder del grupo con nombre de caramelo Ferrara -"dulce por dentro y agrio por fuera"- le tomó el relevo con una acústica igualmente solitaria y cosida de petachos fotográficos. Lució sus habituales greñas, un par de botas de vagabundo y una camiseta blanca con el lema: "Pilates". Con una actitud a caballo entre el mutismo y la displicencia repasó éxitos de Lemonheads como If I Could Talk, Into your Arms, Hospital, My Drug Buddy o Ride With Me, y también se atrevió con algún tema de su disco en solitario, Baby, I'm Bored. El resto del setlist se puede consultar al final de este mismo post donde figura una foto de la servilleta de papel donde el estadounidense escribió los títulos de las composiciones de la velada.

No cabe duda de que el concierto habría ganado varios enteros si Dando hubiera viajado con sus renovados Lemonheads, aunque también resultó atractivo escuchar sus canciones despojadas de abrigos sonoros adicionales, sólo voz y guitarra, probablemente los mismos ingredientes con que fueron creadas. Hacia el final del bolo reapareció Brokaw, que enchufó la eléctrica y acompañó a Evan en un par de bises más animados. La próxima semana, más y distinto en Jareño.

PD: Por cierto. Dos días después, en Gijón, el pájaro la lió parda. A Dios rogando y con el Evan Dando. ;-)


16 noviembre 2009

Concierto de The Buttshakers en Le Bukowski


Soul y buen tiempo

VIBRANTE concierto el que ofreció el grupo gabacho The Buttshakers el viernes en Le Bukowski. El garito se convirtió en una auténtica sauna de adictos al soul, al rock y al groove que bailaron dirigidos por una carismática frontwoman, Ciara Thompson. Captar algunas imágenes en el oscuro local de Egia, como siempre, fue un reto para este humilde fotero y para su cámara. ¡Hágase la luz, por el amor de Dios!


09 noviembre 2009

Concierto de Kings of Convenience en el Victoria Eugenia


Dependence day

Fecha y lugar. 8/11/2009. Donostia. Victoria Eugenia. Intérpretes. Eirik Glambek Bøe (voz, guitarra), Erlend Øye (voz, guitarra, piano), Davide Bertolini (bajo) y Tobias Hett (viola). Incidencias. Lleno total y absoluto en la segunda visita de los noruegos a Donostia. Tras el concierto, Erlend ejerció de pinchadiscos en el Victoria Café.

SORPRENDE que buena parte de las nueve acepciones de la palabra "dependencia" tenga connotaciones peyorativas según el diccionario de la RAE. Tal es el caso de "subordinación a un poder mayor" o "necesidad compulsiva de alguna sustancia, como alcohol, tabaco o drogas". Más amables suenan "relación de origen o conexión" y "situación de una persona que no puede valerse por sí misma"; este último significado puede parecer negativo a priori, pero no lo es tanto si se entiende en una clave más luminosa.

Es lo que ha hecho el dúo noruego de moda al bautizar su tercer y reciente álbum Declaration of Dependence. El título es una rotunda reivindicación de la necesidad del otro en estos tiempos de individualismo desaforado en los que, a juicio de muchos, se antoja más moderno el antónimo "independencia", ya sea éste aplicado al terreno personal, laboral o -imposible olvidarlo en este nuestro terruño- al ámbito político. Kings of Convenience se inclinan por la dependencia mutua, al menos afectiva y artística, y de ello dieron buena muestra en su hermoso concierto del sábado en el Victoria Eugenia.

Eirik Glambek Bøe y Erlend Øye inauguraron la velada con tres canciones del último trabajo que luego irían repasando casi al completo. "Oh, hay una pequeña parte de mí en tu interior", cantan, cual almas gemelas, en Me in You. Tras participar por separado en proyectos al margen del grupo, han vuelto al estudio -no grababan desde 2004- demostrando cuánto dependen el uno del otro; tanto que hasta se intercambian las guitarras en algunos instantes. La primera parte del set, que entre otras incluyó perlas como My Ship Isn"t Pretty, I Don"t Know What I Can Save you From o Power of Not Knowing, fue la más minimalista y la más contenida, con esas bellas y desabrigadas melodías que susurran a dos voces y que a los más críticos les parecen demasiado lineales.

En directo suenan fieles a sus grabaciones, pero estos discípulos aventajados de Simon & Garfunkel -imposible obviar la referencia- son mucho más divertidos, gracias, sobre todo, al papel de entertainer que ejerce el desgarbado Erlend. Sus chistes y excéntricos bailes llegaron en Singing softly to Me/The Girl From Back Then, donde después de pedir que encendieran las luces para ver mejor a la audiencia, bajó al patio de butacas, flirteó con los espectadores y terminó tocando el piano en plan jazzman alocado.

Tras Homesick y Know how, entraron en escena un violista y un contrabajista que con sus arreglos, sus solos y sus pizzicatos añadieron otros matices al toque de bossa nova que tan bien manejan los escandinavos. Así, el cuarteto fue desgranando temas como Stay Out of Trouble, Miss Cold, Toxic Girl y Rule My World, que empezó como "una canción política" y sorprendentemente concluyó con aires de música disco. En Boat Behind, que combinó los ritmos zíngaros con unas gotas de reggae, se visualizó mejor otra dependencia, la que estos monarcas de la comodidad tienen respecto a su público. Primero hicieron que la gente se levantara y se acercara a las primeras filas y en su single por antonomasia, Misread, invitaron a medio centenar de personas a sentarse con ellos sobre el escenario.

Con el auditorio completamente a oscuras, volvió a sonar la maravillosa versión del Waiting in Vain de Bob Marley donde, como en el concierto que ofrecieron en la Zurriola durante el Jazzaldia de 2008, Erlend imitó con su boca el sonido de una trompeta. I rather dance volvió a darle una excusa para desplegar sus insólitas danzas y originar incluso una pequeña conga de espectadores sobre las tablas. Con Renegade, el único bis de la noche, finalizó una deliciosa jornada que bien podría haberse llamado "el día de la dependencia".

08 noviembre 2009

Concierto de Anari en Gazteszena


Rock emocional, denso e intenso

Fecha y lugar.
5/11/2009. Sala Gazteszena. Donostia. Intérpretes. Anari Alberdi (voz y guitarra), Xabier Olazabal Drake (bajo), Borja Iglesias (guitarra), Mikel Abrego (batería), Maite Arroitajauregi (cello y teclados). Incidencias. El concierto programado por Gaztemaniak registró lleno total: 700 espectadores para ver a Anari y a los teloneros Zeren Zai.

COMO si quisieran ahuyentar la amenaza que pende sobre el programa de conciertos Gaztemaniak, 700 personas se hacinaron el jueves en Gazteszena para disfrutar de la presentación de Irla izan, el último álbum de Anari. La azkoitiarra reventó la sala con uno de sus proverbiales conciertos forjados a golpe de rock emocional y emocionante, letras poéticas y descarnadas, música densa e intensa.

Sus viejas y nuevas canciones atronaron poderosamente en un auditorio postrado ante la voz femenina por excelencia de la escena euskaldun, y además de por Drake, Borja Iglesias y Mikel Abrego, estuvo acompañada por Maite Arroitajauregi, que en junio ya sorprendió en el mismo escenario al frente de Mursego, su proyecto personal, unicelular e intransferible. La melancolía de su cello y la elegancia del teclado realzaron la cruda belleza de la propuesta de Anari, que al final contó con la colaboración guitarrera de Karlos Osinaga Txap (Lisabö), casi un miembro más del grupo.

Habría estado bien que antes de elegir susto o muerte -es decir, indultar a Gaztemaniak o darle la puntilla-, los mandamases forales que tienen en sus manos la pervivencia del proyecto se hubiesen dado un garbeo por Egia. Habrían comprobado in situ que el éxito de la iniciativa es clamoroso y podrían haber palpado la preocupación del público ante la posible desaparición de la única oferta musical alternativa con subvención institucional en Gipuzkoa. Pero claro. Para eso, más de un inquilino de la Diputación debería hacer algo tan raro como salir del despacho, pisar la calle y asistir a un concierto de rock, algo que quizá resulte exótico para muchos de esos gestores.


02 noviembre 2009

Yo también soy Gaztemaniak


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Cargado originalmente por loveof74

La Diputación se plantea la continuidad de Gaztemaniak


La crisis podría hacer desaparecer el programa de conciertos

La crisis podría cobrarse otra víctima cultural más antes de que concluya el año, ya que la Diputación de Gipuzkoa se plantea la continuidad del programa de conciertos Gaztemaniak, que se celebra desde 1994 en las localidades de Donostia, Oñati, Zarautz, Arrasate y Hondarribia. Fuentes consultadas por este periódico confirmaron ayer que la complicada coyuntura económica ha llevado al ente foral a estudiar la supresión de Gaztemaniak, una iniciativa organizada por el departamento de Política Social a través de la dirección de Infancia y Juventud.

Al parecer, en los próximos días se realizarán una serie de "gestiones" de última hora con el objetivo de salvar una programación que se puso en marcha hace ahora quince años y que puede vanagloriarse de su condición de último -o único- reducto institucional en lo que a música alternativa se refiere.

Algunos agentes culturales y, sobre todo, los espectadores habituales de espacios tan emblemáticos como Gazteszena, han mostrado ya su preocupación y su disgusto ante la posibilidad de que desaparezca una cita de referencia en el panorama musical guipuzcoano. Según cálculos oficiales, los conciertos de Gaztemaniak suelen reunir a una media de 250 personas, una cifra que puede resultar no muy abultada pero que representa a un público absolutamente fiel y que tradicionalmente escapa a las propuestas culturales más oficiales.

UN POCO DE HISTORIA Y es que en los últimos tres lustros, Gaztemaniak, que nació como "una iniciativa innovadora de difusión cultural a través de la música", ha programado actuaciones de grupos tan diversos y destacados como Stereolab, Eels, Mark Lanegan, Lambchop, Micah P. Hinson o Howe Gelb. Otros nombres destacables son Hefner, Magnetic Fields Red House Painters, The Delgados, The Silos, Mark Ei-tzel, Pernice Brothers, Clem Snide, Josh Rouse y Lou Barlow.

Este año, sin ir más lejos, han pasado por los espacios del programa Stiff Little Fingers, Devotchka y Jolie Holland, y la próxima semana lo hará Anari, que ayer mismo presentó su último disco. Todo ello por precios que rozan lo irrisorio: entre cinco y siete euros.

Las entradas, además, suelen incluir la actuación de un grupo telonero que, en muchos casos, tiene carácter local, porque entre los objetivos de Gaztemaniak figura "promocionar los grupos de música locales", así como "difundir nuevas tendencias musicales" y "acercar la música de calidad a la juventud" a lo largo de todo el año.