Amama Luisa Brass Band, Wagon Cookin' y DJ Solal
LOS FOGONES DEL JAZZALDIA YA ECHAN HUMO
(publicado el 24 de julio de 2007)
El pertinaz chubasco que azotó la ciudad en la mañana de ayer hacía presagiar lo peor: una inauguración pasada por agua. Pero los responsables del Jazzaldia parecían tranquilos y confiados en que el pronóstico meteorológico se cumpliera y las nubes se retiraran al cabo de unas pocas horas. A mediodía, sus deseos -y los de las miles de personas que durante siete días abarrotarán los distintos escenarios del festival- se hicieron realidad. Cesó la lluvia y todo siguió según el guión previo.
sabor a dixieland Un poco antes de la hora prevista, las 19.30 horas, el edificio del Centro Internacional de Cultura Contemporánea fue testigo del original inicio de la 42ª edición del Jazzaldia. Como no podía ser de otro modo en un festival cuyas actuaciones tienen lugar al aire libre, la calle adquirió el máximo protagonismo en la jornada inaugural. Desde Tacalera partió la animada kalejira musical de Amama Luisa Brass Band, vieja conocida del certamen que conquistó la complicidad de los viandantes que se vieron sorprendidos por su sonido, deudor del que practicaban las orquestas callejeras de Nueva Orleans de los años 20.
El Puente de María Cristina, el Buen Pastor, la Avenida de la Libertad, Alderdi Eder o el Paseo de la Concha. En todos esos lugares no faltaron los melómanos que quisieron revivir la frenética época del dixieland y se sumaron a la festiva comitiva que también practicó la fusión con otras músicas como el rhythm & blues, el funk o el soul.
Al filo de las 21.00 horas, el desfile llegó a su destino, el Peine del Viento, un escenario nuevo para el Jazzaldia. La organización ha decidido incluirlo en el programa para festejar los 30 años de la instalación de las esculturas más célebres de Eduardo Chillida. Y visto el éxito de la jornada de ayer, sería aconsejable que en el futuro el espectacular espacio escultórico figurara en la lista de escenarios del festival.
todos a bailar Wagon Cookin', el ecléctico proyecto musical de Javier y Luis Garayalde, convivió durante algo más de una hora con las tres abigarradas esculturas de acero cortén del artista donostiarra. Los dos hermanos, hijos del insigne saxofonista navarro Javier Garayalde, aparecieron en el escenario embutidos en sendos buzos blancos, el mismo color que vestían los eléctricos cantantes de negra voz, Xantone Blacq, Sheilah Cuffy y Marta Ruiz.
Varios cientos de espectadores se dieron cita en el lugar para degustar los manjares electrónicos que llevan preparando desde que en los 90 descubrieran que fusionar jazz y música de baile en la misma receta puede resultar cardiosaludable. Hace ya unos años que empezaron a cocinar su propuesta a fuego lento en la Sierra de Gredos, en el interior de un vagón de tren -de ahí el nombre del grupo- que ayer se detuvo en la estación del Peine del Viento.
Atrincherados tras su cacharrería electrónica, dieron a probar a los comensales algunas cucharadas de su última delicatessen, 2Faces , un álbum doble cuya cara A contiene sonoridades más centradas en el jazz, mientras que la B es más electrónica y bailable. Bajo esa premisa transcurrió la actuación que, como principal sorpresa, incluyó la participación del padre de las criaturas , Javier Garayalde. Aunque no estaba previsto que anoche soplase el saxo en Donostia, el veterano músico navarro alternó el tenor y el soprano durante la parte jazzy del bolo, y mostró una total compenetración con sus retoños, a pesar de pertenecer a tradiciones musicales distintas.
En la segunda parte del concierto, el saxofonista se retiró a un segundo plano para dejar que Wagon Cookin' desplegara su indudable potencial como máquina de baile. Costó un poco que el público entrase en calor, pero los samplers, las bases programadas y el sonido de los teclados y la percusión pusieron en danza a la concurrencia. El buen hacer de los vocalistas y su agitadora labor de animación hicieron el resto.
primer asalto de solal La tenue lluvia que pasadas las 22.00 horas comenzó a caer sobre la ciudad no consiguió arruinar el primer asalto de Philippe Cohen Solal, que esta noche volverá a actuar, pero en compañía de sus colegas de la banda Gotan Project. Anoche lo hizo junto al guitarrista Filip Wauters, que acompañó con la slide guitar los sonidos pregrabados del DJ galo. El público no tardó en morder el anzuelo de una peculiar propuesta que arrancó con los ritmos del mítico hit de Neil Young, Heart of Gold , pasado por el tamiz electrónico de Solal.
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