Enchanté, Monsieur Biolay
Fecha y lugar. 12/05/10. Sala de Cámara del Kursaal. Donostia. Intérpretes. Benjamin Biolay (voz, piano, trompeta), Audrey Blanchet (arpa, chelo, voz), Nicolas Fiszman (bajo), Denis Benarrosh (batería), Marc Chouarain (teclados, theremin), Pierre Jaconelli (guitarra). Incidencias. Biolay prácticamente completó el aforo de 600 espectadores.
CASI todos los que solemos escribir crónicas musicales sentimos un cierto gusto malsano por los adjetivos, especialmente por uno en concreto: "ecléctico". Es rotundo, culto y suena bien cuando se intenta definir el estilo de alguien que bebe de muy distintos abrevaderos sonoros. Sin embargo, quizá abusamos del término y a menudo lo empleamos de modo gratuito cuando hay epítetos que deberían utilizarse sólo si sus destinatarios los merecen. Benjamin Biolay, por ejemplo. ¡Eso sí que es eclecticismo y no otras cosas que venden/vendemos como tales!
También cabría subrayar cuán limitada es la etiqueta que el galo lleva colgada desde que en los albores de su carrera fuera designado heredero de Serge Gainsbourg y renovador de la chanson francesa. Monsieur Biolay es mucho más que eso y dio buena cuenta de ello en el heterogéneo y notable concierto que protagonizó el miércoles en Donostia. Se presentó al frente de un supergrupo que coloreó sus canciones con algunos instrumentos clásicos del rock y con otros menos frecuentes como el arpa, el chelo y el theremin, ese exótico artefacto que se toca sin tocarlo y emite una suerte de magnético lamento.
Con su buen hacer, la banda resaltó el don compositivo e interpretativo de Biolay, que en función de las canciones adoptaba un tono más rockero, popero o electrónico. Hubo bases pregrabadas y bastantes guiños al techno ochentero en un show que combinó certeramente tradición y modernidad. Su protagonista podía exhibir su vertiente más chansonnier interpretando solo al piano, Nuage Noir y Les séparés, y acto seguido deshojar los versos de sus composiciones casi a ritmo de rap o hip hop.
De trabajos antiguos ofreció, entre muchas otras, Méme si tu pars -con reminiscencias a David Bowie-, Dans la Merco Benz -en la que ejecutó un solo de trompeta jazzy-, A l"origine -clímax con algún ramalazo de psicodelia- y Négatif -de nuevo solo al teclado-.
Prestó más atención a su último y quinto trabajo de estudio, La Superbe (2009), un álbum doble de 22 cortes de los que repaso la mitad, entre ellos el fastuoso tema homónimo, Tout ça me tourmente, Ton héritage, Padam y la brutal despedida de Brand raphsodie, cantada a dos voces junto a la bella Audrey Blanchet. Saludaron felices entre un estruendo de aplausos y se marcharon, como no podía ser de otra forma, casi a la francesa. Uno a uno abandonaron el escenario dejando sus instrumentos aún sonando y al público verdaderamente encantado. Enchanté…
4 comentarios:
Estupenda crónica de un concierto que por lo que escribes, fue muy parecido al de ayer, jueves 13, en la Sala Heineken de Madrid. Efectivamente conciertazo de un Biolay y toda su banda absolutamente entregados a su música y a su público. Y la Audrey Blanchet, puro talento y belleza. Chapeau!!
Gracias, Luis.
Eres muy amable...
¡Un saludo!
Las fotos muy guapas, el tío, se ve que ha mejorado mucho, porque yo lo ví (contigo, ¿recuerdas?) en la playa en el Jazzaldia y no me gustó nada. Igual tenía yo mal día...
Yo llegué tarde al concierto aquel de la Zurriola (supongo que estaría cubriendo alguna otra actuación) y sí, la sensación no fue buena.
El otro día, en cambio, fue potentísimo...
Recuerdo que sacaste alguna foto además, ¿no? Yo no tengo ninguna de ese bolo...
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