UNA alfombra, una mesilla con un vaso de whisky, una silla, dos guitarras acústicas y la imagen gigante de una pluma suspendida en el aire. Fue todo el atrezzo que utilizó Dayna Kurtz durante el íntimo y hermoso concierto que ofreció el domingo en el Doka ante unos pocos afortunados que parecían estar viéndola ensayar en el salón de su casa.
La estadounidense arrancó con el salmo Invocation que abre American standard (2009), un álbum formidable e impregnado de melodías sureñas. Se enfundó el slide en el anular izquierdo y lo deslizó por el mástil en Amsterdam Crown. Exhibió sus dotes de arqueóloga musical al reivindicar a autores no muy divulgados como Hank Cochran -letrista de mitos como Patsy Cline- del que rescató It"s Not Love (But It"s Not Bad). Del country saltó al blues con Love Where Did You Go? y a un desnudo canto espiritual, You fine girl, que transformó vellos en escarpias.
Continuó con It"s The Day Of Atonement 2001 y Venezuela para seguir con Do I Love You, un tema de Joe Dixon que incluirá en su próximo trabajo, dedicado a descubrir canciones de blues y jazz poco conocidas. Versátil como pocas, ejecutó el imponente y pantanoso rockabilly Lou Lou Knows y calmó los ánimos con Another Black Feather, que daba título a su anterior disco, publicado en 2006. Pero la joya de la noche fue una sobrecogedora e inédita balada, If I Die First, que, según desveló, está ensayando para una actuación en el Lincoln Center. Sólo esa preciosidad bien vale toda una función...
En el último tramo entonó Are You Dancing With Her Tonight y dedicó Nola a Nueva York y Nueva Orleans -"mis dos grandes amores"-. No hubo homenaje a su amado Leonard Cohen pero sí una curiosa versión del Don"t Go Down del malogrado Elliot Smith en irresistible clave bluesera. Uno de los bises fue Banks Of The Edisto, tocado con guitarra y no con banjo. Poco importó eso o que actuara sola, sin banda. Le basta y le sobra con su profunda y singular voz, como ya había demostrado en You fine girl, cantada sin guitarra y con una eficaz percusión: la palma de la mano chocando contra su muslo. Cualquiera que logre activar los resortes de la emoción con algo tan primitivo es sencilla y llanamente un artista todopoderoso. Y Dayna lo es.
1 comentario:
Te contesto en tu propio blog,
Entre el de Valladolid, que también debió de ser un gran concierto (y sólo para 30 personas, según me han contado), y el de Donosti, que tal y como lo relatas debió ser realmente emocionante, pues estuvo el de Santander.
Lo cierto es que concurrieron muchos factores: el precio (yo tampoco entiendo la diferencia), la sala (un salón de actos de mierda), ella (que todos los días...) y hasta yo mismo (que la he visto cuatro veces y puedo comparar, que si hubiera sido la primera posiblemente también hubiera alucinado, pero...)
De todas formas su voz estremece y toca la guitarra de manera especial. Iré a verla siempre que pueda, sin duda, la mejor voz que haya oído sobre un escenario.
UN ABRAZO!
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