Concierto de Andrés Calamaro en Donostia

'Kalamaro' lehendakari

ANDRÉS CALAMARO. Lugar y fecha. Auditorio Kursaal. Donostia. 9/05/2009. Intérpretes.Niño Bruno (batería), Diego García (guitarra y coros), Julián Kanevsky (guitarra y coros), Tito Dávila (teclados y coros), Geny Galo (guitarra y coros). Incidencias. Lleno total. Hubo algún que otro fallo técnico que afectó al sonido de las guitarras. Andrés Calamaro (voz, guitarra, armónica, percusión), Candy Caramelo (bajo y coros), José

Trataba el salmón de remontar las turbulentas aguas del río Urumea cuando dieron las nueve de la noche y de un brinco se coló en el Kursaal, presentado por la grave voz en off de Loquillo y aclamado por 1.800 gargantas que corearon sus letras durante un trepidante show de dos horas. Embarcado en su esperada gira de auditorios, Calamaro llegaba a Donostia para presentar su reciente trabajo Andrés (Obras incompletas), una colección de seis discos y dos DVD que recogen sus grandes éxitos y algún que otro tema inédito. Y en eso, ni menos ni más, consistió el concierto: en un repaso antológico de sus mejores canciones entre las que, como es lógico y debido a lo extenso de su producción, se echaron en falta algunas composiciones aunque no sobrara ni una sola.

En el primer tramo sonaron, entre otras, La parte de adelante , Mi gin tonic, Media verónica y Todavía una canción de amor, el primer guiño a Los Rodríguez. De su antigua banda no cantó las obvias Sin documentos y Milonga del marinero y el capitán, pero sí cayeron A los ojos y Canal 69. También resucitó al rey del rock en Elvis está vivo, que incluyó algunas estrofas del Ruby Tuesday de los Rolling Stones, y elevó la temperatura del auditorio con El día de la mujer mundial, que empezó romántica al son de las notas del Stairway to heaven de Led Zeppelin y derivó en una impresionante apoteosis sonora. Y en la segunda mitad de la función se intensificarían los estallidos...

Después de ponerse seductor y arrabalero en los tangos -largamente ovacionados- Los mareados y Jugar con fuego, no hubo más tregua. Sin apenas separarse de su guitarra eléctrica y sin acercase a los teclados en ningún momento, enlazó una canción tras otra y se sirvió de todos los decibelios y el talento de su pétrea banda para ofrecer un espectáculo de rock en estado puro. Escuchar, encadenadas, El novio del olvido, Copa rota y Estadio azteca sirve para darse cuenta del talento descomunal de Calamaro como letrista, pero también para comprobar que concede igual o mayor importancia a la música, algo que no hacen otros cantautores tan brillantes como él.

Sólo en las contadas veces en que se quitó los anteojos oscuros, sus ojos delataron a un intérprete casi cincuentón que, sin embargo, actúa con el descaro de un veinteañero capaz de desgranar, sin apenas respiro, una treintena de temas entre los que también figuraron El salmón, Tuyo siempre, Me estás atrapando otra vez, Alta suciedad y Paloma.

El público, literalmente desbocado, se levanto de sus butacas, bajó a bailar al borde del escenario y consiguió romper la imagen de recinto serio que tiene el Kursaal, objetivo que pocos artistas consiguen. Por supuesto, el "oe-oe-oe-oe" le obligó a volver al escenario para brindar a su hinchada la citada Canal 69, unas estrofas del tango Volver y, por último, la aclamada Flaca.

"Ari, ari, ari… Andrés lehendakari", bramaba la concurrencia. Quién sabe… Si un portugalujo sin aparente carisma ha arrebatado el poder al PNV, ¿no parece más fácil que un músico argentino de éxito ocupe la poltrona de Ajuria Enea?