La respuesta está en el viento
ANTES de comenzar su actuación, suspendieron del techo el clásico cartel de madera con el que anuncian su nombre los bares típicamente británicos. De ese modo, la sala Gazteszena se transformó en un pub inglés llamado The Walk Alone donde The Rumble Strips hizo sonar una música diferente que no entiende demasiado de modas.
Ya en el minuto cero el huracanado concierto descolocó -para bien- a quienes no sabían muy bien qué habían ido a ver. Porque el grupo es harto escurridizo en materia de clasificaciones. ¿Hacen brit pop, soul, rock o power pop? Difícil concretar. No sería descabellado encasillar su estilo en una mezcla de pop y soul, pero tal vez lo justo sea decir que The Rumble Strips va por libre abanderando una propuesta que en ocasiones suena urbana y moderna mientras que otras veces posee un toque más retro y añejo, como de otra época.
¿El motivo? Quizá, como cantaba el maestro, la respuesta esté en el viento; no en el elemento atmosférico, sino más bien en las corrientes musicales que emanan de la trompeta y el saxo. En comunión con las guitarras, el bajo y la batería, el uso de la sección de metales aporta una coloratura y un brillo muy especial a la música de los chicos del condado de Devon, especialmente en piezas como London o Raindrops que, a juicio de quien suscribe, fue el temazo del bolo.
Los cinco, además, se desenvuelven endiabladamente bien sobre las tablas. Tienen superávit de carisma, actitud y energía, especialmente el cantante Charlie Waller, que hace virguerías con su maleable voz -chillona, melódica, excesiva e incluso épica- y el bajista Sam Mansbridge, que parece poseído por el baile de San Vito.
Viento en popa, a toda mecha. Así discurrió el concierto del sábado noche, que repasó con ecuanimidad los temas de sus dos discos, Girls and Weather (2007) y Welcome To The Walk Alone (2009). Era el último concierto de la gira y el quinteto pareció vaciarse al interpretar, entre otras, canciones como Alarm Clock, Girls And Boys In Love, Daniel, Backbone y Not The Only Person.
Al cabo de dos horas se encendieron las luces. Hora de echar la persiana del Walk Alone. El pub cerraba sus puertas y los parroquianos abandonaban el local con una sonrisa de felicidad en los labios, paladeando aún el jugoso brebaje musical servido por The Rumble Strips.
2 comentarios:
Cojonudo todo!!
El bajista era muy fotografiable, la verdad, no paraba el tío...
Era muy fotografiable pero tengo pocas de él, porque no paraba el muy guindilla...
A ver cuándo me pongo con las vuestras, Marlon...
¡Salute!
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